Joker’ es L´Hommequi Rit de Víctor Hugo, todo un personaje de la dramaturgia universal

Joker’ es L´Hommequi Rit de Víctor Hugo, todo un personaje de la dramaturgia universal

Por Bienvenida Polanco-Díaz

‘L´homme qui rit’ es un texto escrito en prosa, publicado en 1869 por Víctor Hugo, líder literario del Romanticismo francés. Al presentarlo al público de su tiempo escribió: “Si se pregunta al autor de este libro por qué ha escrito ‘El hombre que ríe’, responderá que, como filósofo, ha querido afirmar el alma y la conciencia; como historiador, ha querido revelar hechos monárquicos poco conocidos e informar la democracia; y que, como poeta, ha querido escribir un drama. En la intención del autor, este libro es un drama. El drama del alma”.

Dos siglos y medio más tarde, en 2019, fueron llevados al extremo los caracteres de aquel personaje. La interpretación histriónica de Joaquín Phoenix le valió todos los honores posibles.

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Teatro y Literatura, esencialmente diferentes

Tan simple como lo decía Roland Barthes : “Teatralidad es todo menos el texto”, lo que se encuentra por fuera del mismo, “esa especie de percepción ecuménica de artificios sensuales” (1964).

Este personaje perteneciente ya a todos los tiempos, es, por un lado texto literario, -o creatividad a través de la palabra oral o escrita- y por el otro, es ‘’El ‘hombre que ríe’’ re-creado a través de las mil y una posibles expresiones guturales y de gestualidad. La conjunción del ‘Guttur-uris’ y el Gesto constituye la esencia última del Teatro.

El fenómeno artístico ‘Joker’ es una muestra de alcance universal, clásica por demás, respecto de la distinción definitoria entre las seis artes básicas, lo que le es intrínseco de cada una y respecto al llamado ‘Séptimo arte’, el Cine: Pintura-Escultura, Música-Baile, Teatro y Literatura.

¿Quién era ‘El hombre que ríe’?

Se trataba la pieza de un drama novelado, y Víctor Hugo decía que ‘L´homme qui rit’ era su mejor obra. El personaje central, Gwynplaine, es un niño de familia aristocrática del que se apodera una banda de comprachicos. Cuando contaba dos años el infante los hampones le encargan al poseedor de una técnica especial una muy cruel cirugía llamada Bucca fissa que le deforma la cara y le marca con un horrible gesto de eterna sonrisa. La víctima puede hacer un esfuerzo, muy doloroso, para dejar de sonreír, pero lo que ve entonces en el espejo es un rostro espantoso.

La banda naufraga en el mar y todos mueren excepto Gwynplaine quien buscando alguna casa tropieza con Dea, una niñita que llora sobre el cadáver de su madre. Juntos encuentran a Ursus, un filósofo vagabundo que misantropea a gusto sus odios a la humanidad y los adopta a ambos. Dea es ciega y aunque no puede ver las facciones de su amigo aprecia su noble fraternidad. Convertido en histrión conoce la vida de los pobres y se da lugar una historia de amor, el recorrido de artistas ambulantes de Ursus y su tropa, y finalmente se desenlazan todos los nudos argumentales planteados al principio.

Hugo traza un lúcido, cruel y vívido retrato de las aristocracias europeas en particular las de Francia e Inglaterra: “El bien del Estado de cuando en cuando necesita desapariciones’’-dice-. Los comprachicos fue una banda famosa en el siglo XVII. Compraban los niños y los convertían en monstruos para hacer reír pues ‘’El pueblo necesita reír, y los reyes también’’. En las plazas se necesitaban comediantes y en los palacios un bufón: “Se tomaba una cara y se hacía un hocico; se apretujaba el crecimiento; se amasaba la fisonomía. Era toda una ciencia, como una ortopedia en sentido inverso” relata el autor de Los Miserables: ‘’Jacobo II, hombre ferviente, que perseguía a los judíos y acechaba a los gitanos apoyó a los comprachicos y les vendió niños’’…

Ya en posesión de su verdadera identidad como noble inglés Gwynplaine evoca ante la Cámara de los Lores las miserias del pueblo y se conmueve estallando en sollozos. Su monstruosa cara sigue riendo y toda la Cámara se conmueve ante aquella risa, y participa en ella como una canallesca multitud de suburbio. Tal confrontación pública, triste y siniestra a la vez, se repite en cada Joker de la Historia.

Teatro: el ‘Guttur-uris’ y el Gesto

‘Joker’ de 2019 fue la primera película de acción en vivo de Batman en recibir una calificación ‘’R’’ de EE. UU.: ‘’Alarmante, alocada y violenta anarquía con un misterioso origen, que permite hacer volar la imaginación, pero que, sobre todo, provoca un miedo propio y único, un miedo a lo desconocido y a la incertidumbre’’ como tal la describió un conocido crítico.

La risa especial dio un toque siniestro al personaje logrado por el actor Joaquín Phoenix y se compone de dos elementos: el gesto facial y el uso del sonido que sale de su garganta, un resoplido en tono histérico. Se documentó en pacientes de una enfermedad en la que la risa llega de manera involuntaria y se torna incontrolable pues se ríen sin necesidad de sentirse alegres debido a un trastorno llamado Pseudobulbar. Quienes sufren de esta patología de naturaleza neurológica -epilepsia gelástica- viven una dura realidad que los lleva de una risa irónica al dolor.

La historia de la dramaturgia universal cuenta a Sarah Bernhardt entre las sufrientes de risa involuntaria. De hecho una de sus biografías más conocidas escrita por Françoise Sagan se titula ‘Le rire incassable’.

El extremismo de la película -signo de los tiempos- es considerable. Mark Hughes de Forbes escribió : ‘’(…) Encandila a los fans del personaje y del género, así como a los espectadores que busquen una película espectacular para una audiencia adulta. […]’’. El medidor Rotten Tomatoes atribuyó 69 % de aprobación describiéndola como ‘’una oscura evolución para el cine inspirado en los cómics’’.

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