“El enemigo habiendo así reunido todas sus fuerzas, atacó entonces a nuestra derecha tan furioso, que una docena de ellos vinieron a expirar al pie de nuestra batería derecha, muertos por nuestros fusileros”. Así describía el general José María Imbert una de las escenas de la batalla de Santiago del 30 de marzo de 1844 a la Junta Central Gubernativa como comandante del ejército dominicano triunfante en la ocasión.
La acción mencionada tuvo como protagonistas a los infantes del batallón de la Guardia Cívica y del tercer regimiento de infantería, encabezado por José Nicolás Gómez (circa 1809, Santo Domingo – La Vega, 1852), su primer comandante y uno de los concertadores de la tregua y retirada reclamadas por el derrotado general Jean Louis Pierrot en esa acción de guerra.
El tercer regimiento de infantería del naciente ejército dominicano era, antes de la independencia, el regimiento 33 de infantería haitiano, creado por el presidente Jean Pierre Boyer en 1822 con asiento en Santiago y del cual Gómez era capitán en 1837. Al frente de su regimiento, Gómez participó además en la batalla de Beller (1845).
Alcanzó el grado de general de división.
Fuera de la documentación militar en la que se le cita, Gómez figura como beneficiario de un Don Nacional de 25 carreaux de terreno otorgado por Boyer en Puerto Príncipe en 1825 en la habitación Cafeyere, El Mamonal, en Santiago. El documento se preservó entre sus descendientes y constituyó el título matriz para la venta a varias personas en las décadas de 1880 y 1890, entre ellos José Desiderio Valverde, cuyo hijo, Manuel Desiderio Valverde, lo depositó en 1916 en la escribanía del notario Joaquín Dalmau.
Este documento es interesante por varias razones. La primera, por evidenciar una política del gobierno haitiano respecto de terrenos del Estado. La segunda, resalta la riqueza documental que se perdió en Santiago producto de su incendio en 1863. La tercera, nos revela una toponimia santiaguera perdida, pues los nombres de Cafeyere y El Mamonal hoy no existen en los entornos de Nibaje y Marilópez.
La concesión fue otorgada en virtud de la ley haitiana del 26 de abril de 1814, votada durante el gobierno de Petión y que en la parte este de la isla tuvo su correlato en la promulgada el 8 de julio de 1824, en virtud de la cual todos los habitantes tendrían derecho a poseer tierras amparadas por un título expedido por el Estado, no menores a 5 carreaux.
Tras su muerte, su viuda María del Rosario López, sus hijos Tomás, Juan Antonio y F.A. Gómez López y sus nietos siguieron detentando la propiedad de las tierras entregadas por Boyer, acaso antiguos terrenos comuneros expropiados como parte de la política haitiana de reforma de la propiedad inmobiliaria.
Con las rebajas al título del Don Nacional, producto de sucesivas ventas, aquellos carreaux se desmembraron entre numerosos nuevos dueños, que a su vez traspasaron a otros terceros esas hijuelas, hasta disolver en el recuerdo aquella merced frente al río Yaque.
Instituto Dominicano de Genealogía