Jóvenes: lideren y vivan

Jóvenes: lideren y vivan

José Miguel Gómez

Ni el mercado, ni la economía globalizada, ni las propuestas en la inversión para el desarrollo sostenible tienen en sus agendas el presente ni el futuro de los jóvenes. En Latinoamérica las posibilidades para los jóvenes alcanzar las propuestas del milenio, el primer empleo, acceder a la universidad, hablar un segundo idioma, poseer una carrera técnica, y no llegar a ser víctimas de los riegos psicosociales, estamos reprobados en todas las áreas: en la ausencia de planificar, organizar y prevenir con políticas de juventud, incluir a los jóvenes en la distribución equitativa del producto interno bruto, prevenir y psicoeducar en las diez causas de mortalidad y discapacidad que afectan a los jóvenes. Lo que se vive es la angustia anticipatoria y la desesperanza en cómo visualizar el presente, y la incertidumbre, en qué le repara el futuro, pues, el sueño americano se hace más lejano y, menos real; y el europeo, preñado de paros, de limitaciones, de exclusiones y de discriminaciones.
La movilidad regional y global para los jóvenes de clases bajas y muy pobres poder acceder al desarrollo sostenible o al nuevo estatus social se ha convertido en obstáculos crónicos llevándoles a ser sobrevivientes en la desesperanza aprendida. Los jóvenes de clase media y media alta, sueñan con Canadá, con el avance de las tecnologías, el comercio y el mundo globalizado, competido y desigual, pero viven y existen, los que tengan recursos y puedan acceder a las oportunidades. El presente para los jóvenes está cargado de riesgos y vulnerabilidades. Un riesgo es la probabilidad de padecer un daño, ya sea personal, social, emocional y psicológico. Los más pobres y los de mayor exclución social, son los más vulnerables a vivir las consecuencias: embarazo, prostitución, abandono escolar, drogas, trastornos mentales, transgresión de las normas, disfunción familiar, falta de proyecto de vida, y contar con menos factores protectores para prevenir o responder a los riegos, a las consecuencias y a la adversidad de una vida dura, en sociedades duras, y en un mundo más deshumanizado e individualista. A los jóvenes les seducen y les entretienen con las propias armas del mundo posmoderno: consumo, comida chatarra, publicidad enfermiza, Facebook, chatear, Twitter, Instagram, Snapchat, etc. Todos estos nuevos conceptos han reforzado una crisis de identidad genérica que confunde y entretiene el concepto de sobrevivir por el de existir con conciencia social: la nueva trampa del escapismo social.
¿Qué viven en la actualidad los jóvenes? El desafió de competir en circunstancias desiguales, con los riegos psicosociales, con las influencias negativas, con actores sociales y políticas de modelos de referencias negativas, con individualismo, deshumanización, despersonalización y en desmoralización con desesperanza. No se trata de una prédica pesimista, sino más bien la reflexión de ejercitar el juicio crítico, motivar al empoderamiento y a la responsabilidad social de no ser indiferente, ni conformista, ante un mundo que empuja a la desigualdad existencial. Entonces ¿Qué quieren los jóvenes? Desean oportunidades, empleo, responsabilidad y redistribución equitativa de las riquezas, salud, educación, seguridad, medio ambiente sostenible, transporte de cálida y seguro, salarios equitativos, deporte, música, teatro, cines, culturas del trátame bien y de paz. También necesitan, compromiso y seguridad con el futuro que, garantice un desarrollo humano con dignidad y calidad de vida y con justicia social.
Los jóvenes deben de aprender a organizarse, participar, ser líderes en sus comunidades, universidades, escuelas, religiones, sociedad civil, partidos políticos etc. Ser líderes para ser diferentes, en valores, comprometidos en hacer lo correcto; ser solidarios, altruista, mejores pareja, mejor ciudadanos y mejor persona. El presente y futuro son de los jóvenes, pero si aprenden hacer responsables, resilientes y comprometidos. Si los jóvenes deciden ser indiferentes, apático, insensibilizados, o cómplice de lo que viven o de lo que pasa en sus vida y comunidades; El camino y la vida que le espera serian de mayor pobreza e inequidad, de menor derecho y de mayor vulnerabilidad psicosocial.
Ser joven es ser novedoso, creativo, energizantes, activo, emprendedor, original, solidarios, participativos, jugársela en la vida para construir un país posible para todos; aprender a construir paradigmas, utopías, sueños, identidad, liderazgo resonante y positivo para la vida que es ahora y, para los otros, en un futuro con esperanza, y la esperanza es la pasión de lo posible y lo posible se construye en el ahora.