Elevó el estudio de la contabilidad al nivel de carrera universitaria cuando la introdujo en la Universidad de Santo Domingo en el decenio de 1940.
Además de catedrático de la naciente materia fue maestro, científico, escritor, un pionero que dejó plasmadas sus inquietudes por la implementación de nuevas asignaturas, oficios, enseñanzas y métodos de estudios en diferentes publicaciones de la revista Educación, lamentablemente dispersos.
Gracias a la publicación de un aviso luctuoso se pudo conocer la fecha de su muerte, sus hijos y esposa, su domicilio.
El genealogista Carlos Larrazábal Blanco recoge datos de sus ancestros.
La resolución que designa una calle de Santo Domingo con su nombre ofrece también orientación sobre sus méritos.
Pero de Juan Paradas Bonilla no fue posible obtener una fotografía ni más información biográfica, a pesar de repetidos intentos en archivos familiares y públicos.
Lo más valioso de este también destacado ingeniero es el reconocimiento de generaciones de discípulos de escuelas, liceos y sobre todo egresados de contabilidad de la UASD que lo recuerdan y mencionan con gratitud y admiración desmedidas.
“Maestro de la contabilidad”. Así se le reconoce en los escasos textos localizados, principalmente en una página del Instituto de Contadores Públicos Autorizados colgada en internet.
“La contabilidad en República Dominicana tiene sus orígenes en la década de 1940, a raíz de un viaje realizado por el ingeniero Juan Paradas Bonilla a Cuba, donde observó el sistema vocacional, y en especial de una escuela dedicada a formar técnicos en contabilidad, modelo que le impresionó y motivó a recomendar al presidente Rafael Leónidas Trujillo la creación de una escuela oficial semejante a la que existía” en la citada antilla.
Agrega que el 16 de junio de 1944 Trujillo promulgó la ley 633 que creó el Instituto de Contadores Públicos Autorizados de la República Dominicana, gracias a la propuesta de Paradas Bonilla.
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Y el seis de enero de 1945, añade, dictó el decreto número 2,383 que creó la Escuela Superior de Peritos Contadores, “que sirvió de base para la profesionalización de la contabilidad en República Dominicana”.
Esta escuela, significa, inició sus labores el dos de abril de 1945 con un plan que comprendía dos ciclos de enseñanza: uno que dio origen a la creación de la facultad de Ciencias Económicas y sociales, impartida por la mayoría de las universidades dominicanas.
La Escuela de Peritos Contadores lleva el nombre de Víctor Estrella Liz en honor del profesor asesinado por agentes trujillistas en 1961.
De su familia. Carlos Larrazábal Blanco consigna que Juan Bautista Paradas, de 50 años, estando viudo contrajo matrimonio con Ildefonsa Bonilla de 30. Y procrearon a Luisa Isabel y a Juan Bautista Paradas Bonilla.
Juan Bautista nació en Santo Domingo, Distrito Nacional, el 23 de julio de 1892 y casó con Altagracia Atala Veloz Saldaña el 24 de septiembre de 1915. Fueron sus hijos: Félix, Eduardo y Arturo Paradas Veloz, según aparece en la esquela mortuoria.
Estuvo emparentado con una distinguida y apreciada familia de maestros y con Ana Teresa Paradas, la primera abogada dominicana.
Juan Paradas Bonilla falleció el 10 de julio de 1963 en su residencia de la calle Enrique Henríquez número 26, donde fue expuesto su cuerpo para el velatorio.
La calle
A través de la resolución número 26/75, el Ayuntamiento del Distrito Nacional consideró que el ingeniero Juan Paradas Bonilla estuvo asociado de modo entrañable a las mejores tradiciones de los hombres que dejaron huellas por sus amplios conocimientos científicos y por la maestría con que impartían las explicaciones a los alumnos.
Agrega que el reputado profesional “formó en el molde austero de las aulas a una generación de contadores que a honra llevan por los caminos del mundo el recuerdo imperecedero de tan digno antecesor”.
Tomando en cuenta que era un deber y un honor “recoger el clamor de sus múltiples alumnos, el Ayuntamiento decidió rendirle tributo al distinguido educador designando la calle “A”, de la urbanización Arboleda, con el nombre de “Ing. Juan Paradas Bonilla”. La resolución es del 21 de mayo de 1975.