Fueron dos mocanos distinguidos e ilustres que aportaron su entusiasmo, trabajo y conocimiento a los mejores intereses de la nación, principalmente en el campo agropecuario. Prudentes y conservadores, dedicados y entregados al servicio, ambos dejaron una impronta a las presentes y futuras generaciones.
Don Julio, sin hablar de sus méritos como médico, profesión que se desligó para dedicarse por completo a la crianza de ganado y la industrialización de la leche, siendo el pionero en este renglón, nos dejó una de las industrias más sólidas, diversificada y vigorosa en el sector lechero nacional. De igual manera su contribución a la mejora del ganado adquiriendo padrotes de alto valor genético contribuyendo con otros ganaderos en el mejoramiento de sus hatos aumentando con ello la producción y productividad de sus fincas.
Son muchas las cualidades de emprendimiento y mejoras de don Julio al sector agropecuario. Fue un ser humano luchador, batallador, cooperador, consejero y gran amigo, cuya visión le permitió transferir la gerencia de sus empresas, en el tiempo preciso, a sus hijos, quienes han demostrado con su conocimiento y entrega que no le fallarán a la memoria y legado de su padre. Poseedor de muchos reconocimientos, tanto del sector público como privado, hoy se ha ido para hospedarse en un mejor lugar y nosotros lo recordaremos como hombre de bien y de mucho aporte al desarrollo de nuestro país.
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Mario Cáceres, despedido en su pueblo natal por un municipio agradecido que salió a las calles a despedirlo como se merecen los grandes, fue promotor de la formación de varias empresas y asociaciones que aún perduran con fortaleza y crecimiento. Fue funcionario público sin ruidos ni tachaduras, solo fue a los cargos como un fiel y honesto servidor público.
Abanderado en la defensa de los productores agropecuarios en cualquier Gobierno y circunstancia siempre con la prudencia que le caracterizaba. El cultivo del café junto a la ganadería eran su pasión; instituyó la Asociación de Caficultores de Villa Trina. Recuerdo en una ocasión conversando sobre la rehabilitación del café con el presidente Balaguer me dijo: “consulte a don Mario Cáceres, que tiene experiencia en la materia y es un gran colaborador y un mocano distinguido”.
Ambos, don Julio Brache y Mario Cáceres están en la tranquilidad que les proporciona el Señor a personas de sus condiciones humanas; ambos, perdurarán en el recuerdo de la sociedad, de sus familias y sus amigos.