En esta época de “abundancia” donde a pesar de las carencias y la pobreza que aún existe gracias a que la especie humana ha fracasado en todos “los modelos experimentales de desarrollo” respecto a conseguir un estado de bienestar que funcione para “toda” la población mundial, sin embargo, tal vez porque hay tanto acceso a dispositivos tecnológicos, vestimentas y utensilios, ya sea porque la producción es más alta que la capacidad de consumo o la obsolescencia programada hace que haya equipos y electrodomésticos que pasen a segunda y terceras manos con mayor facilidad que antes.
En fin, todo es de a mucho, menos el dinero en los bolsillos de las mayorías, ese se sigue quedando en las manos de unos pocos; sin dinero, difícilmente se consigan alimentos de calidad, buena atención sanitaria, transporte, y una serie de servicios básicos en sentido general. Por lo cual, abunda lo bueno, lo regular y lo malo.
Con el PRM hemos aprendido con qué más podemos vivir en abundancia, porque si es para recibir golpes, vienen de “a mucho”.
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En lo que se refiere a usar la legalidad como un instrumento a la medida de sus muchas desfachateces, es lo más común para este gobierno. Se empezó con un simple cambio rápido al marco legal del INAPA para poder nombrar a un abogado, luego “suavizar” la ley de compras para la adquisición de las vacunas contra el COVID-19, aprovechando el miedo de la población, sin ser esto realmente necesario, y la más reciente, es la ley que le entrega al Estado las facultades de revisar contratos anteriores, que luego entendimos el motivo de la urgencia cuando el Presidente anuncia, cinco días más tarde de ser promulgada, una renegociación con la empresa que maneja seis aeropuertos dominicanos a siete años antes de su vencimiento.
Dicho anuncio provocó que una parte importante de la sociedad, la bancada opositora en el Congreso y grupos de comunicadores, hayan expresado desacuerdo con puntos y detalles sobre el inesperado y rápido sometimiento al Congreso, por parte del Poder Ejecutivo, de la renovación del contrato para la administración de AERODOM, dejándonos sin aliento y llenos de desesperanza, y lo peor es, que se siente la alta arrogancia del Gobierno en esta inescrupulosa, irracional e irresponsable medida.
Y para rellenar mucho el pavo en tiempos pascueros, empiezan las irregularidades del bono navideño a salir a flote, mandando notificaciones a los celulares de las personas beneficiarias confirmando el retiro del mismo, sin que estas lo hayan realizado.
Son tantos palos, que me entusiasmaría un estudio profundo sobre lo que genera socialmente el exceso de decepciones, algunas provocadas por un exceso de expectativas y otras, sencillamente, porque aunque no creíamos en las propuestas del “Cambio”, ya que no contaban con el sustento necesario, tampoco veíamos venir tanta abundancia de descaro, luego de una “marcha verde, ocupación de la Plaza de Bandera de negro y unas redes sociales llenas de declaraciones de perremeístas antes del 2020 que no se corresponden con su discurso actual”.
El héroe de la abundancia es el agente “Mucho 007” del PRM, el actual ministro de educación Ángel Hernández, que parece tener “licencia para denostar”. La ética gubernamental funciona, siempre y cuando no se trate de un amigo. De este señor hasta los propios perremeístas se quejan porque ha resultado un manojo de muchas “chuladas”, porque todo se lo toma a chiste, desde hacerle un desplante a la comisión del Congreso encargada de temas educativos, pasando por el fracaso de los libros que costaron más de 700 millones de pesos, realizados a cargo de un grupo de personas que él designó para trabajar paralelamente y sin supervisión de la Dirección General de Currículo, gasto que, hasta el día de hoy, no se tiene constancia en documentos públicos bajo cuál proceso se licitó o se pagó y llegando a lo más reciente, que ha sido contratar su propia universidad violando la Ley de Función Pública y la Ley de Compras y Contrataciones.
Otra cosa que abunda es negar de a mucho: desde la fiebre porcina que llegó con ellos en el 2020 y sigue en el país dañando la industria y la salud de la ciudadanía, ocultando la cifra de la mortalidad infantil, como vimos a principio de este año, y ocultando los casos de dengue y de cólera hasta que no hubo más remedio que aceptarlo. Y si de mucha extrema abundancia redundante hablamos, no podemos olvidarnos de que los préstamos, uno de los temas opositores principales antes de llegar al poder, pero que hoy han roto récord nacional por ser los más altos en 70 años y los menos invertidos en obras y bienes de capital. Mucha también es la migración sin control del país hermano, luego de haber enviado muchos guardias y tanques de guerra a la frontera por el tema del canal del río Dajabón, obra que de todos modos ha seguido en marcha.
De tanta abundancia, ya parece que: la migración ilegal se volvió invisible, la corrupción dejó de ser corrupción, la pérdida de vidas por descuido, mala gestión o producto de la delincuencia son sólo números en un documento y el endeudamiento pasó al umbral donde el dolor ya te deja inconsciente y la cuestión es hacer de las mentiras la cotidianidad.