Ilustración hecha por: @YosoyJarul
Las impertinentes declaraciones del senador de la provincia Santiago Rodríguez, Antonio Marte, otrora miembro del Partido Fuerza del Pueblo, son prueba manifiesta de las prioridades de algunos congresistas que parecen entender que el erario debe ser «Invertido» en acomodarlos en sus curules para que puedan levantar a gusto sus manos en aras del destino de la nación.
Que el senador de Santiago Rodríguez entienda que en «El Senado se pasa hambre», porque los miembros de la mal llamada Cámara Alta no tengan almuerzo en días que no haya sesión y tampoco acceso a un restaurante, en el que según sus propias palabras, se coma langosta y otras exquisiteces como sí tienen los diputados debe preocupar a la población que se tiene que cuestionar ¿Qué esperan de sus representantes?
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Habría que recordarle a nuestras autoridades que si bien son elegidos por voto popular, esta decisión del soberano pueblo los coloca -en teoría- en una posición de servir y no para ser servidos, amén de que cuenten con seguridad personal, exoneraciones de vehículos, combustible, alojamiento en en la ciudad (si son del interior), oficinas senatoriales, personal para que realicen la mayor parte del papeleo, el famoso barrilito al cuál todos dicen estar dispuestos a renunciar pero ninguno termina de apoyar realmente esa iniciativa y un sinnúmero de beneficios adicionales que más que pena deben dar vergüenza.
¿Lo necesita?
Sin embargo, al mismo tiempo, es propicia la queja del senador Antonio Marte para recomendarle la solución aplicada por millones de dominicanos, o tal vez, es necesario decir, los afortunados, que sí tienen trabajo en el país, para no pasar hambre durante su jornada laboral; es conveniente para el congresista adquirir un bulto en el que pueda colocar un almuerzo de ñame con bacalao como dijo que le gusta comer en su casa y así disponga de él cada vez que tenga que ir a la sede del Congreso Nacional para trabajar en alguna de las comisiones en las que participa.
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También es importante recordar que Marte es miembro de al menos siete comisiones permanentes del Senado y que recibe incentivos económicos por estas, además de, los RD$320,000.00 que devenga como salario y los más de RD$600,000.00 que obtiene del famoso «Barrilito».
Esto sin contar que, como él mismo dijo en una entrevista la mayoría de los senadores son empresarios, él mismo es uno y muy prospero ya que es el presidente de la Confederación Nacional de Organizaciones de Transporte (CONATRA); presidente del Grupo Sidra, que está compuesto por Tarea Bus, Aetra Bus, Comercial La Sidra, Inmobiliaria La Sidra y Sub Technologies; propietario del hotel ecoturístico Rancho Guacamayo, ubicado en Bonao, provincia Monseñor Nouel, y también presidente del Consejo de Administración de la Cooperativa de Ahorros, Créditos y Servicios Múltiples Nacional de los Empresarios, Choferes y Trabajadores del Transporte (COOPNAEMTRA).
Es lamentable que el senador Antonio Marte trascienda en los medios de comunicación por este tipo de declaraciones -de las que se ha despachado en más de una ocasión- y no por los resultados de su trabajo con sus proyectos de leyes propuestos y aprobados que generen cambios sociales que debieron conocerse en todas las sesiones a las que ha asistido y comido.