Por: George Latour Heinsen
La obra del arquitecto americano Frank Lloyd Wright (1869-1959) identifica una tendencia arquitectónica conocida como arquitectura orgánica. Esta tendencia orgánica es evidente en sus dos obras maestras. La Casa sobre la Cascada y el Museo Guggenheim de New York. En estas dos obras se nota la voluntad de construir un “espacio atento a las necesidades psicológicas del hombre”, de articular un edificio en el paisaje y utilizar materiales de construcción capaces de mimetizarse con el contexto donde está situado.
La arquitectura orgánica se caracteriza además por la compleja síntesis geométrica. El rechazo del clasicismo y del eclecticismo estilístico europeo, la polémica en contra de un Racionalismo demasiado artificial, demasiado mecanizado, demasiado intelectual, demasiado interesado a los problemas de estética.
La arquitectura orgánica promueve la armonía entre la naturaleza y el hombre buscando un nuevo equilibrio entre el ambiente natural y el ambiente construido.
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Wright describió su arquitectura sobre todo por la “independencia de toda imposición externa” de cualquier parte venga, independencia de todo clasicismo, viejo o nuevo, de toda devoción a los ‘clásicos”, independencia de cada estandarización comercial o académica.
La casa sobre la cascada
Villa Kaufmann, más conocida como Fallingwater, en español Casa sobre la Cascada es la obra maestra arquitectónica de Wright, uno de los edificios símbolo de la arquitectura moderna del siglo XX.
Es la respuesta en clave orgánica ofrecida por Wright al llamado Modern Style o International Style, ósea al estilo moderno internacional.
Se trata de una Villa de lujo construida entre el 1936 y el 1939 para Egdar Kaufmann (rico comerciante de Pittsburg) sobre una cascada del torrente Bear Run, en el corazón de la foresta de la Pennsylvania Estados Unidos.
La familia Kaufmann usó la Villa como casa de vacaciones hasta los años Cincuenta. En 1963 la villa fue donada al Western Pennsylvania Conservancy, que la trasformó en una casa museo, con todos los muebles diseñados por Wright y numerosos objetos de arte.
En 1991 el American Institute of Architects proclamó la Casa sobre la Cascada, como “la mejor obra de arquitectura americana de todos los tiempos”.
Durante las fases de diseño, Wright desarrolló una idea fundamental: la arquitectura debería promover una profunda armonía entre la naturaleza y el género humano a través del equilibrio entre las formas naturales y geométricas y la integración entre materiales artificiales y materiales presentes en el territorio.
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Una serie de tres pisos en vuelo se armoniza con las estratificaciones de las rocas del lugar, conectados a un núcleo estructural con audaces terrazas en vuelo sobre la cascada que crean un extraordinario efecto escenográfico de grande sugestión.
Durante la construcción Wright demostró conocer bien los últimos avances de la tecnología y con seguridad utilizó el cemento, el acero y el vidrio. Sin embargo, la construcción fue realizada de manera artesanal con gran atención a los detalles.