La conservación transfronteriza

<p>La conservación transfronteriza</p>

POR DOMINGO ABREU COLLADO
La última edición de grandes libros editados por «Conservation Internacional», Sierra Madre, Unión Mundial para la naturaleza (UICN), «The Wild Foundation», «The Internacional League of Conservation Photographers» y CEMEX, lleva como título «Conservación Transfronteriza, una nueva visión para áreas protegidas», y parecería que fuera escrito casi especialmente para nuestro problema fronterizo, cada vez más político y cada vez más ecológico.

Nos vamos a permitir incluir íntegramente la introducción del libro preparada por Cemex para esta publicación, y luego algunos textos interiores que resultan sumamente interesantes para nuestra realidad ambiental y ecológica.

«Conflictos territoriales, migraciones, guerras por motivos étnicos y religiosos, enfrentamientos por el acceso a los recursos naturales y su control son algunas de las sensibles cicatrices que va dejando el hombre en sus luchas con el hombre por establecer fronteras. Sin embargo, el mundo natural y sus especies no reconocen límites políticos, y hoy ofrecen la oportunidad de reconstruir la confianza para promover la cooperación en el seno de una sociedad sin fronteras.

«La integración entre dos o más países no debe implicar sólo criterios económicos que privilegien el comercio. Una integración real y dinámica contiene dimensiones que incluyen lo económico pero que también están cruzadas por aspectos ambientales y socioculturales. Y es ahí donde surge la importancia de la creación de parques hermanos, parques internacionales o parques para la paz, como se ha nombrado a las áreas de conservación transfronterizas.

«El primero en su tipo fue declarado dentro de esta categoría hace más de 70 años en la frontera entre Estados Unidos y Canadá, el Waterton-Glacier Internacional Peace Park. Sin embargo, estas iniciativas de conservación han continuado durante siete décadas y cuentan hoy, en todo el mundo, con alrededor de 200 parques transfronterizos, compuestos a su vez por casi 820 áreas naturales protegidas en 112 países.

«Las iniciativas de conservación transfronteriza destacan la necesidad del cuidado de la naturaleza, el paisaje y la biodiversidad; no obstante, sobrepasan la materia ambiental para vincularse con temas de seguridad nacional, disputas por límites fronterizos, creación de alianzas entre naciones, y sociedades más productivas y justas. Visto desde esta perspectiva, la naturaleza se vuelve el eje del análisis, y su cuidado y protección, las alternativas para la política de desarrollo.

«Cabe mencionar que para Cemex esta obra es un doble motivo de orgullo debido a que al esfuerzo editorial de más de una década se suma ahora la participación activa en materia de conservación y restauración que la empresa, desde hace cinco años, lleva a cabo en la provincia natural de El Carmen, Coahuila, región en la que, en colaboración con particulares, instituciones y gobiernos, trabaja para construir un corredor biológico de 4.5 millones de hectáreas, conformado por áreas protegidas tanto de México –Coahuila y Chihuahua– como de Estados Unidos –Texas–. La importancia biológica y ecológica de esta biorregión ha sido destacada por «Conservation International» al considerarla una de sus regiones de prioridad global («Top Global Priorities») y ubicarla como uno de los 34 «hotspots» o ecorregiones terrestres prioritarias, una de las cinco áreas silvestres con mayor biodiversidad y, finalmente, en la presente obra, como una de las tres áreas naturales transfronterizas más ejemplares del mundo».

Evolución del conservacionismo

El presidente y director ejecutivo de «Conservation Internacional», Meter A. Seligmann, enfoca cómo ha evolucionado el pensar de los conservacionistas en relación con los límites físicos de las regiones que se declaran bajo protección.

«Tiempo atrás –escribe Seligmann– los conservacionistas reconocieron que para proteger de manera efectiva la biodiversidad del planeta sería necesaria una amplia cooperación entre países vecinos. De hecho, al dar un vistazo a las prioridades mundiales de conservación identificadas por «Conservation Internacional» destaca la necesidad de que exista una cooperación entre países vecinos. De hecho, al dar un vistazo a las prioridades mundiales de conservación identificadas por «Conservation International» destaca la necesidad de que exista una cooperación regional. De las 34 ecorregiones terrestres amenazadas (hotspots) y las cinco áreas silvestres más ricas en biodiversidad que «Conservation Internacional» identifica como máximas prioridades del mundo, sólo un pequeño porcentaje se ubica por completo dentro de territorios nacionales. La mayoría se comparten al menos entre dos o tres países. Por consiguiente, el diseño de estrategias regionales de conservación es una cuestión de necesidad más que de conveniencia.

«No obstante, hasta la fecha la mayoría de los esfuerzos de conservación de la biodiversidad se han efectuado en los ámbitos nacionales. Desde luego, muchos países se han comprometido a hacer lo que les corresponde para proteger los recursos regionales mediante acuerdos y tratados internacionales, y muchas organizaciones mundiales han sido importantes actores en los esfuerzos de conservación del planeta, pero desde el punto de vista práctico, los proyectos manejados en forma conjunta por dos o más países han sido pocos».

Una nueva actitud para conservar

«Las naciones han comenzado a establecer áreas de conservación transfronterizas, es decir, parques y otras áreas naturales protegidas adyacentes a las de los países vecinos. Otro tema, también importante, es que las naciones están colaborando a fin de desarrollar planes de manejo conjuntos para esas áreas naturales, a pesar de que están separadas por una frontera internacional. En algunos casos, los controles fronterizos han  sido relajados para que los vigilantes de los parques puedan pasar libremente de un país a otro, siempre y cuando permanezcan dentro de los límites del parque. Esta tendencia ha ido cobrando fuerza y el establecimiento de áreas de conservación transfronteriza está alcanzando una escala sin precedentes. Estamos entrando en una nueva era de conservación y abriendo las puertas a una interesante gama de posibilidades de colaboración internacional para la protección de la biodiversidad y muchos otros aspectos.

«Desde el punto de vista de la biodiversidad, las áreas de conservación transfronterizas ofrecen muchas ventajas. La primera y de gran importancia es que se prestan para una estrategia de conservación más eficaz y orgánica, lo que asegura que la protección no termine en la frontera nacional cuando el ecosistema se extienda mucho más allá de los límites políticos. También ofrecen la posibilidad de realizar un manejo más eficiente al permitir, por ejemplo, que las instancias encargadas de las áreas naturales protegidas compartan recursos escasos y eviten la duplicación de ciertas tareas.

Beneficios ajenos a la biodiversidad

«Las áreas transfronterizas generan, asimismo, algunos beneficios de vital importancia ajenos a la biodiversidad. Pueden facilitar la solución de disputas territoriales prolongadas y contenciosas entre países, ya que son una manera atractiva de llegar a un acuerdo conciliatorio. Del mismo modo, ayudan a las naciones a reconciliarse después de los períodos de conflicto.

«Si son diseñadas de manera cuidadosa, estas áreas pueden tener repercusiones sociales de largo alcance, lo que permite a las comunidades locales y los grupos étnicos volver a atener voz y voto en cuanto al manejo de sus tierras ancestrales. En algunos casos, las áreas naturales protegidas transfronterizas han propiciado el reencuentro de comunidades que estuvieron separadas durante décadas por una frontera internacional trazada en forma arbitraria. Otro aspecto de gran importancia es que las áreas de conservación transfronterizas, que suelen ser muy extensas, puedne ser la clave para el mantenimiento de servicios ambientales esenciales, como la protección de cuencas hidrológicas.

«En otras palabras, estamos descubriendo que las áreas de conservación transfronterizas pueden tener el mismo efecto transformador, pero a una escala internacional, que las áreas naturales protegidas en los ámbitos nacionales; es decir, ayudan a crear un paisaje más coherente y funcional, y permiten aprovechar la integridad ecológica del área para impulsar avances políticos y económicos».

Más leídas