La desigualdad, un lastre

La desigualdad, un lastre

Juan Temístocles Montás

Branko Milanovic es un reconocido economista, especialista en desigualdad económica. Ha publicado diversos libros sobre este tema, y se le reconoce como el desarrollador de la llamada curva del elefante, considerado el gráfico más influyente de la última década. Este gráfico muestra una parte céntrica en auge, que representa la nueva clase media de los países emergentes, fundamentalmente China y la India; una zona de ingresos estancados o en descenso, que representa la clase media baja del mundo desarrollado; y una zona de fuerte crecimiento, que representa al 1% más rico del mundo.

El pasado 14 de junio, Milanovic publicó en la revista Foreign Affairs un artículo titulado The Great Convergence: Global Equality and its Discontents (La Gran Convergencia: Igualdad Global y sus Descontentos).

Milanovic reconoce que, si el tema de la desigualdad se mira a nivel global se ha producido una reducción de la desigualdad global. En cambio, si se mira sólo al interior de los países, fundamentalmente los países ricos de Occidente, concluye que vivimos en una era de desigualdad; y que la brecha entre los ricos y el resto se ha ampliado año tras año, convirtiéndose en un abismo, difundiendo ansiedad y estrés social y político. A este escenario se vinculan acontecimientos como el surgimiento del ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump; el voto por el Brexit en Reino Unido; el movimiento «chalecos amarillos», en Francia; y las recientes protestas de jubilados en China, que tiene una de las tasas más altas de desigualdad de ingresos en el mundo.

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En este contexto, de acuerdo con Milanovic, la globalización puede haber enriquecido a ciertas élites, pero lastimó a muchas otras personas, devastando los corazones industriales y haciendo que las personas sean susceptibles a la política populista.

El estudio del periodo que viene desde los inicios de los 80s, deja claro que en los países desarrollados se ha producido un proceso de concentración, no sólo del ingreso sino también de la riqueza.

El World Inequality Database aporta datos que confirman lo anterior. En cuanto a los Estados Unidos, la concentración de la riqueza se agravó en el periodo 1980-2021. En 1980, la mitad más pobre de la población estadounidense poseía 2.2% de la riqueza del país; esa situación empeoró, y para 2021 esa proporción era 1.5%. Mientras que, en 1980, el 10% más rico poseía el 54.2% de la riqueza, y se elevó al 70.7% en 2021; y el 1% más rico poseía el 22.9% de la riqueza en 1980, y para 2021 la proporción se elevó a 34.9%. Esto da una idea de la gran concentración de la riqueza que prevalece en dicho país.

Visto por el lado del ingreso, la mitad más pobre de la población estadounidense recibió en 1980 el 19.1% del ingreso; esa proporción se redujo hasta 13.3% en 2021. Por otra parte, el 10% más rico, que recibió en 1980 el 34.2%, pasó a recibir el 45.5% en 2021; y el 1% más rico, que recibió el 10.5% del ingreso en 1980, para 2021 recibió el 18.8%.

En el caso de Europa, mientras en 1995 la mitad más pobre de su población poseía el 4.9% del total de la riqueza, la proporción en 2021 se había reducido a 4.4% del total de la riqueza. Asimismo, en 1995, el 10% más rico poseía el 54.5% de toda la riqueza, pero para 2021 la proporción se elevó a 58.5 %. Un aspecto no menos importante es que, en 1995, el 1% más rico de la población europea poseía el 21% de toda la riqueza y en 2021 pasó a tener el 25.1%.

En el caso del ingreso, la situación de la desigualdad en Europa también empeoró. En 1980, la mitad más pobre de la población europea recibía el 20.8% de todo el ingreso europeo; sin embargo, para 2021 esa proporción se había reducido a 18.9%. Por su parte, el 10% más rico de la población europea recibió en 1980 el 30.7% del total de ingreso, pero en 2021, esa proporción se elevó hasta 35.8%; y el 1% más rico, que en 1980 recibió el 8.3% del ingreso, pasó a recibir el 11.7% en 2021.

La desigualdad no legítima; lastra el modelo de desarrollo en los países.

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