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En el artículo anterior tratamos sobre la importancia de la diáspora dominicana desde la perspectiva económica, social y cultural para el país. En este trataremos sobre la distribución mundial de esa diáspora.
La diáspora dominicana no se extiende homogéneamente por todo el mundo; distintas comunidades han surgido en diferentes lugares. Comprender la distribución geográfica es crucial para aprovechar las oportunidades específicas que cada región puede ofrecer. Por ejemplo, en áreas con una concentración significativa de profesionales dominicanos, podrían desarrollarse programas de colaboración académica o empresarial.
Además, la distribución geográfica influye en la diversidad cultural de la diáspora. Desde Nueva York hasta Madrid, cada ubicación puede actuar como un centro de preservación y expansión de la cultura dominicana. Esto no solo enriquece la diversidad global, sino que también facilita la promoción internacional de la identidad cultural dominicana.
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Para diciembre de 2022 se estima que la diáspora representa 2,835,593 dominicanos en el exterior, este dato lo señala el Ministerio de Relaciones Exteriores en un informe realizado con datos del Instituto de Dominicanos y Dominicanas en el Exterior. La distribución de esta diáspora es bien definida, en donde el 84.4% se encuentra en Estados Unidos, lo que equivale a 2,393,718 dominicanos. El segundo país con más dominicanos en su territorio es España, donde viven 188,308 dominicanos. En Italia residen 28,812 dominicanos. Los otros países con concentración de dominicanos residiendo en ellos, no llegan a los 25,000.
Un dato extraordinario es que la diáspora dominicana distribuida en el exterior es mayoritariamente joven. El 38.2% es menos de 25 años y el 32.2% entre 25 y 44 años de edad. Esto implica que el 70.4% del dominicano en el exterior es menor de 44 años de edad. Aunque la distribución estratégica por edad y localización ofrece numerosas oportunidades, también plantea desafíos. El acceso a oportunidades educativas y laborales puede variar según la ubicación, y las necesidades de los diferentes grupos de edad pueden requerir enfoques específicos. Superar estos desafíos implica una coordinación efectiva entre el gobierno, organizaciones de la diáspora y sectores privados tanto en el país de origen como en el extranjero.
La diáspora dominicana, al estar dispersa en múltiples ubicaciones y abarcar diversas edades, representa un activo transnacional. Fomentar la colaboración entre estas comunidades dispersas puede generar una red robusta y dinámica. Plataformas digitales y eventos transnacionales pueden facilitar la interacción y el intercambio de ideas entre los diversos grupos, fortaleciendo así los lazos comunitarios.
El acceso a oportunidades educativas y laborales puede variar según la ubicación, y las necesidades de los diferentes grupos de edad pueden requerir enfoques específicos. Superar estos desafíos implica una coordinación efectiva entre el gobierno, organizaciones de la diáspora y sectores privados tanto en el país de origen como en el extranjero. En el próximo artículo vamos a tratar sobre la importancia de la diáspora para el país, como se puede aprovechar con la creación de agentes de transformación y comunitarios.