Desde el cólera hasta la peste, en 2017 hubo varias emergencias causadas por conflictos, catástrofes naturales o brotes de enfermedades.Pero este 2018 podría ser aún peor debido a la falta de preparación, prevención y respuesta a tiempo. En el presente año, la Organización Mundial de la Salud continúa haciendo frente a los brotes de enfermedades y a otras emergencias de salud pública en todo el mundo. No obstante, no dispone de fondos suficientes para llevar a cabo sus actividades, y las necesidades continúan en aumento. Probablemente, estas son solo algunas de las amenazas para la salud mundial que deberemos enfrentar. Muchas de estas crisis podrían evitarse por completo y, a menudo, son producto de la actividad humana.
Difteria
Gracias al uso generalizado de la vacuna antidiftérica en los programas sistemáticos de inmunización se ha conseguido eliminar esta enfermedad infecciosa de las vías respiratorias en la mayor parte del mundo. Sin embargo, la difteria está resurgiendo de forma alarmante en países que sufren deficiencias significativas en la prestación de atención sanitaria.
Venezuela, Indonesia, Yemen y Bangladesh (Cox’s Bazar) notificaron brotes de difteria en 2017 y solicitaron a la OMS ayuda en las operaciones de respuesta, orientación técnica y medicamentos y vacunas contra la enfermedad.
Cólera
Más de 2000 años después de la primera referencia documental de la bacteria Vibrio cholerae en un texto de Hipócrates, este patógeno continúa causando infecciones en todo el mundo. A pesar de que se puede prevenir y tratar fácilmente, el cólera mata anualmente a cerca de 100 000 personas en comunidades que sufren también el azote de la pobreza y los conflictos armados.
En 2017, se utilizaron vacunas anticoléricas orales para proteger a 4,4 millones de personas en nueve países: Bangladesh, Camerún, Haití, Malawi, Mozambique, Nigeria, Sierra Leona, Somalia y Sudán del Sur. En 2018, la OMS prestará apoyo a campañas similares, paralelamente a las campañas que promueven el acceso al agua potable, el saneamiento y la mejora de la higiene.
Meningitis
Una nueva cepa virulenta de meningitis meningocócica C está circulando a lo largo del cinturón africano de la meningitis, amenazando a 26 países, en una situación de escasez aguda de vacuna antimeningocócica en el mundo. Hay un riesgo peligrosamente elevado de que se produzca una epidemia a gran escala, que podría afectar a más de 34 millones de personas. La meningitis C mata a más del 10% de los infectados.
Los supervivientes suelen sufrir graves secuelas neurológicas. La OMS y sus asociados financian el mantenimiento de una reserva mundial de emergencia que alberga 2,5 millones de vacunas contra la meningitis C. Sin embargo, en 2019 se necesitarán 10 millones de dosis adicionales para evitar una gran epidemia.
Fiebre amarilla
Hace un siglo, la fiebre amarilla era una enfermedad aterradora que diezmaba las poblaciones y destruía las economías. Las campañas masivas de vacunación han reducido drásticamente el número de casos en todo el mundo, pero a principios de la década de 2000 se produjo un resurgimiento de esta enfermedad hemorrágica aguda de origen vírico en África y en las Américas, y el riesgo se considera muy alto en 40 países.
En 2016, los brotes de la enfermedad registrados en Angola y la República Democrática del Congo se lograron contener gracias a campañas masivas en que se vacunó a 30 millones de personas. En 2018, Nigeria y el Brasil enfrentan grandes brotes que amenazan las áreas urbanas.
Hay otras fiebres hemorrágicas de origen vírico que es necesario controlar: las enfermedades por los virus del Ebola y de Marburgo, la fiebre hemorrágica de Crimea y el Congo, la fiebre del Valle del Rift, la fiebre de Lassa, las infecciones por hantavirus y el dengue.
Malnutrición
El 45% de las defunciones de menores de 5 años que se producen en el mundo están relacionadas con la desnutrición. La OMS ha elaborado kits para niños malnutridos con complicaciones médicas.
La escasez de alimentos seguirá siendo un grave problema en el Cuerno de África en 2018. Se prevé que, este año, 1,1 millones de niños menores de 5 años sufrirán desnutrición, y que la mitad de la población deberá hacer frente a una grave inseguridad alimentaria. En el Yemen, 7 millones de personas corren riesgo de sufrir desnutrición y 17 millones siguen en situación de inseguridad alimentaria.
Intoxicación alimentaria
Cada año, 600 millones de personas —casi una de cada 10 personas—sufren intoxicaciones alimentarias en el mundo, y 420 000 fallecen por esta causa. Sudáfrica lucha actualmente contra el mayor brote de listeriosis registrado hasta el momento. En 2017, un brote de salmonelosis obligó a retirar lotes contaminados de leche maternizada de una marca francesa en más de 80 países y territorios de todo el mundo.
En 2018, la OMS continuará su política de «no pecar por defecto» en su respuesta a las emergencias, sabiendo que los brotes son inevitables, pero que las epidemias se pueden prevenir.
Paludismo
La OMS ha estimado que, cada año, se registran más de 200 millones de casos de paludismo en el mundo, y que esta enfermedad transmitida por mosquitos causa más de 400 000 defunciones. Alrededor del 90% de la mortalidad se registra en el África subsahariana, mientras que el resto se distribuye entre Asia Sudoriental, América del Sur, el Pacífico Occidental y el Mediterráneo Oriental.
En la República Centroafricana y Sudán del Sur, el paludismo causa más víctimas que la guerra. Otros países que combaten la malaria son Nigeria, la República Democrática del Congo y Somalia.
Gripe pandémica
Es inevitable que se declare una nueva pandemia de gripe. En este mundo interconectado, ya se dan las condiciones para que se inicie el próximo brote mundial, que es solo cuestión de tiempo y tendrá consecuencias de amplio alcance. Una pandemia grave podría provocar millones de muertes y costar más del 1% del PIB mundial.
Hemos recorrido un largo camino en los 100 años que han pasado desde que la pandemia gripal de 1918 se llevó la vida de más de 100 millones de personas. Ahora, tenemos los medios para detectar los ataques la gripe y para contrarrestarlos. Cada año, la OMS recomienda virus candidatos para vacunas a fin de proteger a la población de todo el mundo contra la gripe estacional. Más de 150 instituciones de salud pública de 110 países colaboran en la vigilancia y la respuesta mundiales. Pero no hay nada que podamos predecir relativo a la gripe, ni siquiera cómo y cuándo aparecerá la próxima pandemia.
Catástrofes naturales
Las catástrofes causadas por fenómenos naturales como las inundaciones, los huracanes, los terremotos y los corrimientos de tierra causan un inmenso sufrimiento y tienen consecuencias sanitarias de gran alcance para millones de personas.
En 2017, los huracanes Harvey, Irma y María produjeron una destrucción masiva en el Caribe y los Estados Unidos, los monzones azotaron duramente a más de 40 millones de personas en Bangladesh, la India y Nepal, y tras los devastadores corrimientos de tierra registrados en Sierra Leona, se alertó de la posibilidad de que apareciera un brote de cólera. La inseguridad alimentaria y la malnutrición causada por las sequías suelen dar lugar a brotes de enfermedades, mientras que las olas de calor producen aumentos de la mortalidad, especialmente entre los ancianos.
La salud en los conflictos
Los conflictos siguen asolando los sistemas de salud de todo el mundo, desde el Yemen hasta Ucrania, desde Sudán del Sur hasta la República Democrática del Congo. Los centros de salud, el personal sanitario y las infraestructuras esenciales son cada vez más el blanco de las partes combatientes.
En muchos de estos lugares, son más las muertes por enfermedades que se podrían prevenir y tratar o por enfermedades crónicas que las causadas por balas y bombas. A menudo, el personal humanitario que trata de suministrar alimentos, agua y medicamentos que salvan vidas no puede acceder a las personas que los necesitan desesperadamente. Los ataques químicos y biológicos son también un riesgo significativo en los conflictos armados.