La profesión de docente es una de las más vocacionales, es un compromiso, un desafío que el maestro asume consigo mismo y con la sociedad. Hoy día la carrera de magisterio exhibe un rejuvenecimiento y el aumento en la matrícula de los centros de formación muestra un mayor interés por el oficio. A pocas horas de celebrar el Día del Maestro, futuros docentes hablan de sus expectativas.
A pesar de que el magisterio requiere de muchos sacrificios, también es una profesión muy gratificante.
La educación constituye una vocación que sin duda no es para cualquiera. Sin embargo Ernesto Mendieta Contreras, Johan Daniel Sanó Contreras, María Paula de la Cruz, Carmelina Tapia Taveras, Nahoby Michelle Consorós y Edwin Santana, eligieron dedicar sus vidas a la noble labor de enseñar, todos son estudiantes de termino de los centros del Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña (Isfodosu).
¿Qué les atrae? Las nuevas condiciones que se vislumbran para el magisterio, a raíz del 4% y del Pacto Educativo, están entre las principales razones para el interés que se ha despertado.
Igualmente las nuevas condiciones laborales también influyen: mejores remuneraciones salariales torna la carrera relativamente interesante, teniendo en cuenta además que se trata de un trabajo que goza de ciertas condiciones de estabilidad (sobre todo, una vez lograda la titulación en el sector estatal).
Por otro lado, los primeros puestos de trabajo para los jóvenes y las mujeres suelen ser de difícil acceso, por eso la labor docente resulta una alternativa que despierta interés y a todo ello se suma, que debido a la Tanda Extendida y la construcción de nuevos planteles hay un aumentado en la demanda de profesores.
Nahoby Michelle Consorós, estudiante de educación básica en el centro Juan Vicente Moscoso, de San Pedro de Macorís, considera que educar es una tarea fundamental, que le permite al docente construir una mejor sociedad, “el maestro ayuda a que la persona pueda desarrollar competencias y habilidades que le permitan ser parte del desarrollo social del país”.
De su lado María Paula de la Cruz, quien se encuentra en el último tramo de la carrera de educación inicial, en el Félix Evaristo Mejía, dice que su principal motivación para estudiar magisterio es el gran amor que siente por los niños, “siento mucho cariño por la niñez y la mejor manera de canalizar esos sentimientos es educándolos”.
Mientras que para Carmelina Tapia Taveras, quien igualmente cursa la licenciatura en educación en el centro Luis Napoleón Núñez Molina, en Licey al Medio, Santiago, explica que la educación preescolar es la zapata de formación del individuo, “cada niño tiene una llama encendida y depende del maestro mantenerla encendida y guiarlo por el camino de la enseñanza hasta que alcance su desarrollo”, dice.
Romance. Edwin Santana, alumno de Lengua Española y Ciencias Sociales, en el recinto Emilio Prud’Homme, en Santiago, inició a coquetear con las aulas a los 13 años de edad, mientras ejercía como maestro sustituto en su propia escuela.
“Educar es un acto de amor como dice Don Bosco, por eso esta carrera no se debe elegir por dinero, quien escoge esto para servir, verá los resultados a largo plazo y su gozo estará en ver como se desarrolla el país gracias a la buena educación, porque cada profesional pasa por las manos de un maestro”, explica.
La ilusión de enseñar. Ernesto Mendieta Contreras, alumno de educación básica en la Urania Montás, San Juan de la Maguana, le gustaría ejercer como profesor especialmente en aquellos municipios más pobres donde el desarrollo tarda para llegar, o nunca lo hace, “a mi me gusta enseñar y disfruto poder darle a otros el conocimiento que tengo sobre algo”, asegura.
Hijo de gato caza ratón. Johan Daniel Sanó, estudia educación física, en la sede de Eugenio María de Hostos, en la capital; cuenta que se enamoró de la educación gracias a que sus padres son maestros y el amor y entrega que vio en ellos por la docencia fue incubando en él el deseo de convertirse en el “profe” de deportes.
“Yo desde muy joven me he involucrado en proyectos tanto culturales como deportivos y todo eso junto con los valores que mis padres me inculcaron sobre la importancia de la educación forjaron en mí las ganas de estudiar esta carrera”, dice.
Hijos de Salomé. Esta nueva generación de maestro se está formando en el Isfodosu un centro con más de un siglo de historia, única institución de educación superior del país especializada en formar exclusivamente licenciados en educación. Es autónoma del Ministerio de Educación y regida por el Ministerio de Educación Superior.
Ofrece ocho licenciaturas en educación que van desde inicial hasta secundaria.
En honor a Juan Bosch
Día del Maestro
El país celebra mañana el día de esos profesionales que entregan su corazón en las aulas, para darle a la sociedad el pan de la enseñanza.
Hace ya 80 años que en la República Dominicana cada 30 de junio se festeja una fecha memorable en honor a los trabajadores de la tiza y el pizarrón que a diario dan lo mejor de sí en las aulas de nuestras escuelas, colegios privados y universidades formando a los hombres y mujeres que impulsan el desarrollo de la nación.
Mediante la resolución No. 6-39 de fecha 6 de junio de 1939, siendo secretario de Estado de Justicia, Educación Pública y Bellas Artes el licenciado Virgilio Díaz Ordóñez se consagra “El Día del Maestro en la República Dominicana”, en honor al natalicio del profesor Juan Bosch Gaviño, quien fuera uno de los escritores más famosos y completos de América latina.
El Día del Maestro se celebra en más de 100 países alrededor del mundo en diferentes fechas, siendo junio el mes que coincide con la celebración de países como Bolivia, Guatemala, El Salvador y Nicaragua. Aunque desde 1994 la Unesco declaró el 5 de octubre el día mundial de los docentes.
Aunque en el país no es un día festivo, los profesores regularmente suelen celebrar su día en sus centros y reciben el cariño de sus alumnos durante la entrega de notas, así reconocimiento y respeto de toda ka sociedad dominicana.