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En tiempos de la dictadura trujillista, la Universidad de Santo Domingo estuvo organizada de acuerdo con el modelo napoleónico de universidad. Su misión no era más que formar los profesionales que habrían de servir a la dictadura.
Sus catedráticos eran nombrados por el dictador, lo mismo que su rector y demás autoridades.
Siete meses después del ajusticiamiento del tirano, la noche del 30 de mayo de 1961, la Universidad Primada de América conquistó su autonomía; pero, su estructura interna y la forma en como era gerenciada continuó respondiendo al modelo napoleónico.
Y no fue hasta el Movimiento Renovador cuando la vieja casa de estudios se modernizó y cuando verdaderamente se introdujo en la misma los quehaceres de investigación científica.
Esa democratización de la vida universitaria generó una participación efectiva de todos los sectores universitarios en el gobierno de la Universidad Primada de América; también, se estableció el carácter electivo de sus autoridades, así como la obtención y mantenimiento de la autonomía y del fuero universitario.
Con el Movimiento Renovador, la Universidad Primada de América adquirió una imagen más humana debido a la participación en sus quehaceres de personas de todos los estratos sociales.
El movimiento estudiantil no fue patrimonio de ningún partido político. Habremos de valorar que hasta la fecha el país cuenta con una universidad como la Pontificia y Real Universidad Autónoma de Santo Domingo, abierta plural y democrática, gracias a los cambios que se produjeron por el Movimiento Renovador en la más antigua Casa de Estudios de la América Española.
Todos esos vientos permitieron: el acceso a los estudios superiores de personas provenientes de los estratos de menores recursos; la eliminación del carácter vitalicio de las posiciones académicas; la formación de profesionales con una mentalidad crítica con miras a convertirlos en los futuros líderes de una sociedad más justa y solidaria, entre otros logros que aún forman parte del quehacer universitario.
Cincuenta años después la educación superior está nuevamente en discusión. El debate actual sobre la misma se centra en la contribución que ésta pueda o no hacer a la modernidad, plasmada en un proyecto de sociedad comprometida con el desarrollo humano sustentable.
Que conste, que para este humilde catedrático unas veces y escritor otras, la modernidad estriba en construir, desde nuestra propia identidad cultural, un modelo endógeno de desarrollo humano sustentable que no excluya la apertura de la economía y la búsqueda de una inserción favorable en el actual contexto internacional.
¿Cuáles son los temas más dominantes en el debate internacional sobre la educación superior? Por razones de falta de espacios, no vemos en la obligación de sólo citar algunos: la educación superior y sus objetivos en los inicios del siglo 21; el papel de las ciencias sociales en el análisis de la problemática mundial; la integración entre docencia e investigación; medidas a tomar para asegurar la democratización y al mismo tiempo promover la calidad de la educación superior; la diversificación de los sistemas de educación superior y su vinculación con el sector productivo: y el papel de la educación permanente en la educación superior, con miras a satisfacer las nuevas necesidades de una demanda cada vez más diversificada; entre otras.
Vale la pena tomar en cuenta la amplia circulación de dos documentos sobre política de educación superior, uno elaborado por el Banco Mundial y Otro por la UNESCO. Ambos examinan la situación actual y las perspectivas de la educación, haciendo énfasis sobre la calidad, pertinencia y financiamiento.
Nuestro sistema de educación superior, al igual que otras identidades de todo el mundo, ha tenido que afrontar un nuevo reto ante la realidad impuesta por la pandemia del coronavirus que obliga el establecimiento obligatorio de la educación virtual.
La Real y Pontificia Universidad Autónoma de Santo Domingo marcha a la vanguardia de la modalidad virtual, celebrando investiduras y transmisión de conocimientos tanto en su sede central como en sus extensiones regionales bajo la dirección de su rectora, la destacada intelectual Emma Polanco. A ello nos referiremos en otra entrega de esta serie