1) Hay 570.933 personas extranjeras establecidas en el país. Los haitianos son 497.825, igual al 4.9% de los 10.2 millones de habitantes (como referencia, los dominicanos en Nueva York, en 2015, eran el 8.4% de los 8.6 millones de habitantes de esa ciudad). La cantidad de población haitiana es absolutamente coherente con otras estadísticas, como el monto destinado a atenciones en salud pública: 4.71% del total, a octubre de 2016.
2) El ligero aumento de 39.592 personas entre 2012 y 2017 no es en ingresos de personas, sino en permanencia. Y es pequeño no sólo para los haitianos: el aumento total de inmigrantes se estima en apenas 46.300. Mientras la población haitiana creció sólo 8.6%, los venezolanos crecieron un 653%. Esto es coherente con lo que sabemos: las migraciones masivas en el Caribe, incluyendo RD, son producto de crisis económicas y políticas en países cercanos. Por algo la mayoría de los inmigrantes en Puerto Rico son dominicanos (79.1%) y la mayoría de los haitianos aquí tiene entre 15 y 44 años, una población joven, que ingresó a partir de la crisis de 2008 y el terremoto de 2010.
3) El aumento de 30.592 es seguramente un resultado neto: hay que descontar el éxodo producto del Plan de Regularización, las deportaciones (que sólo en 2016 fueron 35.824) y el aumento de migraciones haitianas a Brasil, Ecuador y Chile (donde más que se duplicó en 2017, mientras los haitianos no admitidos en EE.UU. se han multiplicado por 15). Es decir: han entrado haitianos, pero también se han ido y muchos han elegido otros destinos.
4) Casi la mitad está en las provincias de mayor concentración poblacional y en la línea noroeste. Es una inmigración principalmente urbana, como se sabe desde los años 80, por lo que es natural la percepción de «abundancia» en las ciudades. En la frontera es un porcentaje destacado, sobre todo porque la población dominicana allí es solo un 8.6% del total nacional. En la frontera, mucha población haitiana es flotante: van por el día o por tiempo acotado con fines económicos o humanitarios.
5) Prevalece el bajo nivel educativo, y eso se relaciona con que el 70% trabaja en el agro, construcción, comercio y reparación de vehículos, sectores con alta informalidad (hasta 87%) y baja exigencia educacional. Solo el 5% está afiliado a Seguros de Salud, lo que coincide con la precariedad en que los contratistas los emplean.
6) Aunque no sabemos la cantidad de indocumentados, sí sabemos que el equivalente a un 49% de los inmigrantes haitianos hicieron el esfuerzo de regularizarse, a pesar de la carencia de documentos y lo caro del trámite (hasta 20 mil pesos).
7) Si sumamos la totalidad de inmigrantes y sus hijos dominicanos, obtenemos 847.977 personas. Comparada con la migración dominicana total (en 2015) más sus 806 mil hijos (sólo los nacidos en EE.UU.), la migración dominicana afuera es casi 3 veces la inmigración recibida en RD.
Los datos aportados por la ENI, y el prestigio de las organizaciones y los profesionales involucrados, sólo podrían ser refutados con estadísticas científicamente superiores. Con esta herramienta se tiene una gran oportunidad: lejos de la histeria colectiva, la inmigración es una realidad medible y manejable. Lo que se necesita es información certera y completa, políticas inteligentes, instituciones que funcionen, y responsables comprometidos para organizarla en bien del país.