En estos días la prensa reseña las opiniones del Prof. Dr. Jin Akiyama, Director del Departamento de Ciencias de la Universidad de Tokio, una de las súper universidades del planeta, exquisito regalo del Japón. Las opiniones del Dr. Akliyama sobre la enseñanza de las Matemáticas y su inauguración del Museo de las Matemáticas podrían ayudar mucho nuestro país. Con mucho tino dice que las Matemáticas deben ser amenas a los estudiantes, recomienda modificar los pensa, por tanto, el sistema. Señala que ellas tuvieron mucho que ver con las recuperación del Japón después de la Segunda Guerra Mundial.
Los que hemos tenido oportunidad de ser profesores en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, sabemos que la mayoría de los alumnos llegan completamente prejuiciados contra las Matemáticas y la Física dos materias claves en la formación académica y en el desarrollo de un país. Ni siquiera les interesa tratar de entender, aborrecimiento total; para mí una prueba de los deficientes maestros que tuvieron en primaria y secundaria. Veamos cómo se desarrolla la educación en otros países.
La educación pública en los Estados Unidos de América se desarrolla de manera particular. De primaria a secundaria los estudiantes asisten a las escuelas de sus vecindarios, es masiva aunque con deserciones. Las escuelas son financiadas fundamentalmente por los impuestos a la propiedad privada, de esa manera las vecindades más ricas disponen de más dinero y en consecuencia de mayor diversidad de facilidades, mejores profesores, así se establece una diferencia con los barrios pobres que se suaviza, en algo, mediante programas de becas y préstamos. También, al entrar a las universidades, especialmente las escuelas graduadas, pues en el primer grado (licenciatura) tienen oportunidad de eliminar las deficiencias que traían de primaria y bachillerato.
Su sistema educativo tiene su base en exámenes en los cuales el aspirante demuestra que ha alcanzado un nivel, puntuación, compatible con la universidad a la que puede aspirar y aun así puede que no sea aceptado pues sus competidores podrían superarlo. Los Estados Unidos tienen un gran número de las súper universidades del planeta, más que ningún otro. Sus presupuestos son mayores que los de nuestro país y en adicción suscriben contratos con el Gobierno y la industria para investigaciones que adelanten el conocimiento humano.
La educación en Suiza progresa de forma distinta, primaria y secundaria también van a las escuelas de sus vecindarios pero las apreciaciones de los profesores decisivas. Los niños son clasificados a temprana edad y cuando llega el momento de entrar en el bachillerato solo lo hacen aquellos que tienen recomendación profesoral y normalmente promedio A; los demás son dirigidos a las escuelas vocacionales de donde salen como buenos artesanos. Los que pasan a bachillerato son también clasificados, el nivel más alto es el P (genio), aun estos deben mantener un promedio sobre 90 puntos en sus grupos o serían bajados a la categoría A.
Muchos de los profesores que dan las clases a nivel P, también las dan en las universidades suizas, por tanto, son doctores en sus disciplinas, además esto ofrece la oportunidad a ambos, profesor y alumno, de conocerse bien. El bachillerato puede durar tres o cuatro años, a los mejores de los mejores les permiten hacerlo en tres años.
Me llamó la atención que en primaria, ya más bien lo que sería intermedia, los estudiantes que toman música puede hacer las matemáticas después, los suizos sostienen que ellos las aprenden más rápido luego de la música. Otra cosa que me sorprendió, los estudiantes P de primera línea que están Física, estudian Mecánica Cuántica en el segundo o tercer año de bachillerato.
Una y otra vez comprobamos que no hay muchos secretos en la educación: buenos profesores y clasificación de los estudiantes. También se sabe que lo importante es tener profesionales de alto nivel, no muchos profesionales mediocres porque muchos mediocres no suman uno excelente, sino mucha confusión a la hora de las decisiones.
No hay ninguna varita mágica o metodología que haga fácil lo que se construye con un trabajo arduo diario, lo que sí puede hacerse es menos odiosa, más atractiva y amena para que entusiasme. Un buen maestro o profesor sabe cómo. Un solo profesional brillante, como un atleta excelente, puede ser la semilla para el desarrollo de toda una escuela de seguidores con proyección nacional e internacional.