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En memoria de mi amigo José Rafael
La era de la incertidumbre. En este artículo trataremos las principales implicaciones de la crisis en Ucrania tanto por la guerra en sí misma como por las sanciones impuestas a Rusia por el Occidente, cerrando la serie sobre la era de la incertidumbre.
Me permito iniciarlo con la visión holística de la política rusa, país que por más de 200 años ha estado gobernada por autocracias de distintas facciones, los primeros los Zares, luego los comunistas y ahora Putin, una persona autócrata con una estrecha alianza con la iglesia ortodoxa y los oligarcas inmensamente ricos de tendencia derechista.
La percepción general de cuáles son las potencias mundiales muestra este orden: EEUU, China, Rusia, Gran Bretaña y Japón. Sin embargo, cuando se ve a nivel de PIB Nominal, Rusia se posiciona en el número 12, detrás de Italia.
A finales del año 2021, se vislumbraba una luz hacia la recuperación de la economía mundial, tras el impacto de la covid-19. Se pronosticaba, que para fines de 2022, las economías de EEUU, Europa y China se encontrarían en niveles similares a los que tenían antes de la pandemia.
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La inflación era un problema, dijo el FMI en su evaluación de octubre del 2021, pero que el rápido crecimiento de los precios “debería disminuir gradualmente a medida que disminuyan los desequilibrios entre la oferta y la demanda en 2022”. Sin embargo, ante este nuevo escenario, con una guerra que se creía “relámpago” y ya lleva casi un mes, la inflación vuelve a convertirse en la principal variable a enfrentar, pronosticándose estanflación a nivel mundial.
No obstante, no se puede olvidar el efecto boomerang que tienen las sanciones para Occidente. El precio de las materias primas está disparado debido a un mayor deterioro en las interrupciones de la cadena de suministro causadas por la invasión rusa, que ha bloqueado el flujo de granos y metales desde la región. Rusia y Ucrania son grandes exportadores de materias primas como trigo y cereales hasta petróleo, gas, carbón, oro y otros metales preciosos.
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La República Dominicana es una economía abierta, por lo que los acontecimientos internacionales le afectan directamente, la inflación internacional ya estaba afectando la producción local y los nuevos acontecimientos la incrementan. El país es un importador neto de petróleo, gas natural, soya, sorgo, trigo y maíz, productos que reflejarán inmediatas alzas de precios. Aunque se han tomado medidas (subsidio) para enfrentar un poco los vestigios de la inflación, pienso, dado la magnitud de la crisis, que hay que tomar importantes medidas estructurales.
Dado que el conflicto continúa sin un pronto desenlace aparente, la incertidumbre que se mantiene por la falta de acuerdos claros sobre el fin de la crisis, algunos expertos ya lo catalogan como “La extrema volatilidad” de los mercados.
Como decía el gran matemático John Polson, cuando describió un modelo inestable: “La más grande incertidumbre es la misma certidumbre. Aprender a gerenciar la inseguridad es la única forma de garantizar la seguridad”.