Manuel Sorrillas murió con posterioridad a abril de 1764, pues en ese mes expidió carta de libertad a su esclavo Juan Pedro. La partición de su sucesión inició en mayo de 1765, cuando se inventariaron sus bienes muebles e inmuebles y se repartieron entre sus herederos, sus hijos Juan Anteportalatín, Luis, Lorenzo, Antonio Abad, María, esposa del alférez real Manuel Yomar (o Yumar) y Rojas y madre de Petrona (n.1749) y Luis Yumar Sorrillas (n.1751); Luisa, esposa de Ambrosio de Quesada y madre de Juan de Quesada, y Felipa, así como los hijos de su hijo Manuel, llamado “el joven”, esposo de Rafaela de Herrera y fallecido para 1762, entre los que se encontraban -mencionadas en el testamento- Gerónima, María y Tomasina Sorrillas, esposas las dos últimas de Tomás de las Mercedes y Juan del Rosario Ruiz. De ellos, Juan Anteportalatín tuvo al menos un hijo, Juan Bautista Zorrillas; Antonio Abad, esposo de Francisca del Valle, falleció hacia 1763, cuando se inventariaron sus bienes y tuvo cinco hijos: Tomasina, María, Felipe, Juana y Petrona Sorrillas del Valle; esta última le antecedió en la muerte. Felipe Sorrillas del Valle casó con Petrona Benítez y fue padre de Luisa, Manuel y Pedro Sorrillas; los dos primeros ya habían fallecido para 1813 y el último era teniente de milicias disciplinadas de infantería de El Seibo en 1819.
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La nieta María Sorrillas Herrera testó en El Seibo el 25 de septiembre de 1805, por ante el notario público Rafael González y Fernández. Para entonces era viuda de Tomás de las Mercedes y tenía ocho hijos: Francisca, Vicente, Diego, Petronila, Manuela, Tomás, Eulalia y Rosa de las Mercedes Sorrillas. Rosa había fallecido para 1805 y dejó un hijo, Joaquín, todavía párvulo para esa fecha. Su hermana Francisca de las Mercedes Sorrillas casó con Manuel Costansa y era viuda para 1823.
En cuanto a sus esclavos, conforme su testamento, tenía “negros”, cuyos tipos raciales, características y precios se hicieron constar en el inventario de sus bienes.