La estirpe negra de los Zorrilla (5 de 5)

La estirpe negra de los Zorrilla (5 de 5)

Edwin Espinal Hernández

La lista de esclavos Sorrillas / Zorrilla(s) termina con los siguientes:

ZORRILLAS, DIONISIA: Esclava de Manuel Mauricio de la Cruz. Casó en El Seibo en 1810 con el también esclavo Andrés de Sosa (en un acto de venta nombrado Andrés Milián), también del mismo dueño.

ZORRILLA, ISABEL: Esclava del gobernador de armas Manuel Zorrilla. Fue madre de Dionisia y Vicenta Zorrilla, nacidas y bautizadas en 1743 y 1746, respectivamente.

SORRILLAS, JOSE: Esclavo ladino, de casta congo, que el gobernador Manuel Sorrillas vendió a José Agustín García. Este a su vez lo vendió al alférez sargento Lorenzo Sorrillas en 1754. Sorrillas lo vendió a Blas Gómez y este a Gaspar de Mota en 1757.

Puede leer: La estirpe negra de los Zorrilla (4 de 5)

SORRILLAS, JUAN: Esclavo mulato, criollo, de más de treinta años, de Juan Anteportalatín Sorrillas. Lo compró a Miguel de Paredes, vecino de Santo Domingo. Recibió carta de libertad en 1767 por ante el escribano público Tomás Antonio González Fernández.

SORRILLAS, LAZARA: “Mulata clara”, esclava a la que Manuel Sorrillas otorgó carta de libertad en 1757 por ante Lucas Suárez de Brito, escribano público y de cabildo, “por el mucho amor que le tengo por haberme servido vien (sic)”. Era hija de una negra que había heredado de su padre.

En 1746 bautizó a su hija María de los Dolores. Su padrino fue Esteban Gutiérrez, “médico franses (sic), natural de los Reynos de Francia y vezo. de la ciudad de La Vega”.

SORRILLAS, MANUELA: Negra de la viuda Petrona Benítez, que vendió al alcalde ordinario Pedro Ruiz en 1816 en 300 pesos. Ratificó la venta en 1819 por ante el escribano Carlos Rodríguez.

ZORRILLAS, MIGUEL: Esclavo del gobernador Manuel Zorrillas. Fue padrino de Juan Leonardo, hijo natural de Margarita, esclava de Manuel Castro, bautizado en El Seibo en 1746.

ZORRILLA, VICENTE: Negro criollo, esclavo de Juan de Cuba, vecino de El Seibo, que vendió a Juan Hidalgo, regidor de Higuey, cuando tenía aproximadamente 25 años, por 300 pesos, en 1766 por ante Benito Santa Ana, alcalde ordinario. Lo había comprado a Antonia Villar, vecina de El Seibo.