POR ANNERYS RODRÍGUEZ
Santo Domingo.- De nuevo el eterno tema de discusión literatura-cine surge ante nosotros. Ahora, envuelto en más pasión que de costumbre, pues rara vez en esta mezcla se incluye el hecho de que sea un tema dominicano.

Para poner las cosas claras desde el principio: la película «La fiesta del chivo» es una correcta versión en celuloide de la novela de Mario Vargas Llosa.

Sin dudas, Luis Llosa (quien desde que leyó la novela de su primo dijo que le interesaba dirigir la película) respeta la obra de Vargas Llosa y quiso presentar más que nada una versión fílmica de la misma. Sin alejarse de ella. Sin tomarse muchas de las «libertades de género» a los que por lo general apelan los directores «del séptimo arte» cuando llevan al celuloide títulos literarios.

El esfuerzo se le agradece. Y al mismo tiempo no.

Al respetar la novela de Vargas Llosa conservando casi tal y cual la estructura, atmósfera y texto la película tiene una muy buena base. La historia se entiende sin problemas, a pesar de entremezclar los sucesos ficticios y reales de diferentes épocas (los comienzos de la caída del régimen, los últimos días y el regreso de Urania 30 años después). Eso en sí ya es un gran logro.

El otro gran logro de Luis Llosa es la dirección de los actores. El largísimo elenco representa con muy buenos matices y los guiños correctos a estos dominicanos reales y ficticios. Se destacan especialmente Tomas Milián como Trujillo (y «el jefe» no es un personaje fácil de «domar»), Stephanie Leonidas como Urania (joven) y Juan Diego Botto como Amadito García Guerrero.

Isabella Rossellini tiene un buen desempeño como Urania (adulta) pero la fortaleza que el personaje ha construido a su alrededor para sobrevivir sus traumas la hace tan dura que de momento es difícil ver en ella más que una mujer con coraza. Sephanie Leonidas tiene el mayor reto: presentar el cambio inmediato de la adolescente feliz a la precoz mujer maltratada. Y lo logra con destreza. De hecho, la escena en que Trujillo ultraja a Urania es la que más elogios ha recibido de la crítica de España (país donde vimos la película la semana pasada).

Lo que le falta a la película es exactamente emoción. Algo de «urgencia». Que a pesar de que la historia es intensa, mucha de la fuerza se pierde en el plano-a-plano. Cosa que no se esperaría del director, cuyos trabajos más conocidos son precisamente thrillers («Anaconda» y «The Specialist»).

Pero que no se pierda de vista que al final del día (o mejor dicho del filme) el resultado es más que satisfactorio: bueno. Y seguro dibujará en el rostro de muchos dominicanos una sonrisa al saber que un pedacito de nuestra historia (novelada, ficcionada no importa) fue llevada al cine por un grupo de cineastas y actores comprometidos.

El «figureo»

No vamos a decir que no nos hubiera gustado ver a actores dominicanos con personajes más amplios. Pero la verdad, eso es lo de menos. Es una producción extranjera, así que es mejor hacer las paces con el hecho de que es una producción «de extranjeros, con extranjeros».

De todos modos, seguro que el público dominicano disfrutará viendo a las «figuras del patio» en pequeños papeles, «cameos» y como extras. Y es que se la lucen, como decimos por aquí.

José Guillermo Cortines (como Octavio de la Maza) es uno de los que tiene más tiempo en cámara. Pericles Mejía está muy, muy bien como Joaquín Balaguer. Frank Perozo es incendiario en su papel de Rene Gil. Milagros Germán hace buen uso de sus dotes de «diva» y se roba la cámara en los segundos que aparece (como una invitada a una fiesta de Trujillo). También están Alfonso Rodríguez (como ayudante de Johnny Abbes), Sergio Carlo (como el chofer de la adulta Urania), entre otros.

FICHA
Dirección: Luis Llosa
Guión: Gustavo Cabada, Luis Llosa Zachary Sklar
Elenco: Isabella Rossellini, Tomas Milian, Paul Freeman, Juan Diego Botto, Stephanie Leonidas, Shawn Elliot, Murphy Guyer, Richard Bekins, Carlos Miranda, Steven Bauer, David Zayas, Pericles Mejía, Richard Douglas, Ricardo Alamo, entre otros.