La fragilidad política

La fragilidad política

José Miguel Gómez

Hace dos meses escribí sobre el riesgo del PLD de caer en la patología de los grupos. Como consecuencia le esperaría la división, la confrontación, las descalificaciones y los daños de tipo moral y personal. Traté de reflexionarles sobre el costo político, social, económico e interpersonal que se produciría de continuar el grupismo y estimular las desavenencias, donde todo apuntaba a que se expondrían a terminar en las actitudes emocionales negativas: ira, rabia, enojo, resentimiento, frustración, fracaso, deseo de venganza y mucha maledicencia que daña y perjudica a su persona, la familia, los amigos y la historia de más de 40 años de amistades.
¿Qué no ha pasado?, ¿qué no se han dicho?, ¿qué daños falta por hacerse, o qué deseo de venganza y de muerte política tienen ambos grupos?
Víctor Grimaldi escribió creyendo que mis posiciones no apuntaban al conocimiento del PLD y a la condición de patología de los grupos enfrentados. Ahí está la historia, ya todo se ha dicho y se ha hecho. La división del PLD está consumada. Ahora entrarán en la maledicencia y en la cultura de la hiena: circular cargada de odio, mirando a su presa desangrarse y pudrirse para que los buitres que esperan desde lejos, bajen en manada a comérsela.
Pero como se identifica la fragilidad: es cuando existe falta de habilidades para afrontar las circunstancias difíciles, y por ese camino se llega a la vulnerabilidad y al riesgo político.
El PLD ha montado un espectáculo al entretenimiento político negativo, de consecuencias imprescindibles a largo plazo. Se le ha olvidado que la historia no es como se empieza, ni los éxitos acumulados, ni la fama, ni el estatus. La historia te juzga cómo terminas, cómo deseas que te recuerden y quiénes son los compañeros de viajes.
En política, cuando no se valoran los riesgos ni las circunstancias, cuando se juega al daño y a la maledicencia se termina exponiendo la miseria humana desde lo personal a lo grupal.
En cada proceso de confrontación hay que preservar e identificar los posibles árbitros. Más, cuando hay un proceso de indefensión, de fragilidad política local y regional es de sabios y de inteligencia proteger la vulnerabilidad y la fragilidad. A veces, la fortaleza está en el silencio y la paciencia.
Ahora los comportamientos no han sido los más sanos, ni los mejores para que los jóvenes, los hijos y los hermanos aprendan a socializar en la política, a pesar de que nos encontramos en la sociedad del espectáculo, del relativismo ético, de la posverdad, del parecer y de la crisis de identidad generalizada.
Las nuevas generaciones están por empoderarse para impulsar el cuidado al medio ambiente, el empleo, las pensiones, su salud, educación, su bienestar y felicidad presente y futura. Buscan y demandan compromiso, transparencia, modelos de referencia creíbles y sostenibles en el tiempo.
Los actores políticos no le temen a la historia, apuestan a la memoria corta, al olvido colectivo de una sociedad que se entretiene y se distrae, y para mal, repite los mismos comportamientos en las diferentes circunstancias de forma parecida: ahí está la trampa, aprender a marcar la diferencia políticamente. La política no anda bien, la región se tambalea en fragilidad política y económica.
Nuestro país luce una crisis política que ya repercute en lo social y en lo económico. Pero también en lo ético y lo moral. Las predicciones y los nuevos predictores mandan señales de que es un año de indefensión y de enfriamiento en las inversiones.Los actores económicos lo saben, se lo olfatean y hasta se buscan cómo blindarse o protegerse; pero ¿quién protege a los pobres, a los de la pobreza crítica, a los de las capas media y baja de la pequeña burguesía?
Sin pesimismo, pero olfateo y me preocupa la fragilidad política, social y económica en el presente y el futuro. Si los actores políticos no paran la confrontación y la maledicencia, en estas circunstancias hay que enfocarse en plantear soluciones y darle garantía a la sociedad de que los problemas de mayor incidencia en la ciudadanía van a ser expuestos, junto con las soluciones y con el proyecto de nación. Hay que mandar tranquilidad, paz, propuestas para que las personas sientan que los políticos y los partidos son espacios democráticos para el bien común y no para gerenciar proyectos personales ni de grupos. Al PLD que revise su historia, que vuelva a su pasado y se ponga en la piel de Juan Bosch.

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