Por Ramón Pérez Minaya. Especial para Hoy (2 de 4)
En el artículo anterior llegábamos a la conclusión de que nuestro país necesita iniciar un proceso de cambio para crear una nueva generación de profesores y directores con las capacidades que se exigen en las sociedades avanzadas.
Para revertir esta situación y mejorar la calidad del sistema educativo, debemos hacer muchas cosas bien hechas durante un largo periodo en el que se requeriría de ingentes recursos. A estos fines debemos recordar que hubo un gran movimiento social que hizo posible lograr el 4% del PIB para la educación dominicana, pero aun así no hemos logrado mejorar los resultados del sistema.
Es aleccionadora la experiencia de varios países asiáticos, como Corea del Sur, Hong Kong, Taiwán y Singapur los que, mediante la imposición de un sistema educativo de calidad comparable a los del primer mundo han logrado crear una sociedad con una población que disfruta de estándares de vida similares a los de las sociedades avanzadas dejando atrás a todos los países latinoamericanos. Hace apenas unas décadas, estos países eran pobres comparados con los de OCDE y lograron dar un salto extraordinario.
Singapur y Hong Kong tenían en 1960 un PIB per cápita similar al de Ecuador y Costa Rica y el de Corea del Sur era inferior al de la República Dominicana. El caso más notorio es Singapur, que partiendo de niveles similares en 1960, en el año 2019 había alcanzado un PIB per cápita 8 veces superior al de nuestro país, encontrándose entre el primero y el segundo lugar en el mundo en calidad de la educación, y según las pruebas PISA de 2015 y 2018.
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Gracias a su población altamente educada, Singapur con 6 millones de habitantes se encuentra entre los primeros 10 países en el mundo en diversos índices relacionados con la calidad de vida y la competitividad de su economía, el índice de desarrollo humano, el de capital humano, el de equidad de género, el índice global de la paz, el de competitividad, el de hacer negocios, el de percepción de la corrupción, el de complejidad económica y el de talento global.
En definitiva, es fundamental una educación de calidad para ascender en el proceso del desarrollo socio económico.
La realidad es que un obrero no calificado tendrá pocas posibilidades de mejorar sus ingresos en el transcurso de su vida. Por el contrario, un profesional universitario difícilmente caerá en la pobreza, aunque enfrente obstáculos de cualquier tipo. Más aún, a través de la educación podemos convertirnos en una sociedad donde la clase media sea mayoritaria.
La escuela es central en este proceso y la educación debe iniciarse desde la primera infancia. En el país existen los Centros de Atención Integral a la Primera Infancia (Caipi) que se ocupan de los niños de las familias más vulnerables, desde los cuatro meses hasta los cinco años. Los CAIPI, con un horario de 8 horas al día, educan, cuidan, alimentan y protegen a esos niños y niñas, lo que representa un importante servicio para sus familias. Este programa tiene como propósito principal educarlos para su desarrollo integral, con adecuada estimulación, lo cual contribuye a que tengan un mejor desempeño en la escuela primaria y, de esa manera, cerrar la brecha invisible entre los niños de familias de bajos y altos ingresos. Pero debe decirse que el impacto de esta iniciativa también debe ser evaluado rigurosamente.
De todo lo anterior se infiere que es imprescindible la creación de una escuela de calidad y la construcción de nuevos recintos escolares para atender la creciente población del país al mismo tiempo que descongestionar las aulas, permitiendo que la interacción alumno-maestro sea más efectiva.
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Esto implica sufragar la costosa nómina de nuestro profesorado, cuyo salario ya se encuentra en los altos niveles de la categoría de profesionales, además de que dispone de un servicio de salud especializado exclusivamente para ellos, con vacaciones de un mes al año, una jubilación al cumplir los veinte años en el magisterio, sin tomar en cuenta su edad, con el 60% del valor del último salario y del 100% si completa los 30 años, hasta el final de su vida.
Además, los profesores disponen de un peculiar sindicato integrado por 110,000 personas, para luchar por aumentos de salarios y mejores condiciones en el trabajo el cual es financiado por el presupuesto gubernamental y contribuciones de los maestros.
La Asociación Dominicana de Profesores (ADP) dispone de un presupuesto de más de 400 millones al año, los cuales, según informaciones de algunas fuentes, se maneja con poca transparencia. De lo anterior surge la siguiente pregunta, qué hace ese grupo de sindicalistas durante las horas laborables que justifiquen esos extraordinarios recursos.
Por otro lado, en el presupuesto nacional del año 2022, se asignaron 231 mil millones de pesos al Ministerio de Educación, cumpliendo con el mandato del 4% del PIB, lo que nos ha convertido en uno de los países del mundo que asignan la mayor proporción del presupuesto público a la educación. En efecto, en el 2019, entre 154 países con datos, la República Dominicana ocupaba el séptimo lugar en el mundo y el tercero entre 26 países de América Latina y el Caribe, sólo superado por Costa Rica y Guatemala, tal como puede verse en el gráfico que acompaña a estas líneas.
Debe señalarse que el promedio del gasto público en educación con relación al total del presupuesto público asciende a 14.3% en la región de América Latina y el Caribe, lo cual es similar al promedio de los países de ingreso medio por lo que nosotros, junto con Guatemala, Costa Rica, Chile y Honduras, estamos realizando un notable esfuerzo financiero para mejorar la educación de nuestros respectivos países. Singapur desde hace muchos años asigna más de un 20% de su presupuesto público a la educación, llegando a un 31% en 2012.
Entonces, ya hemos logrado aumentar el presupuesto de manera sustancial, sin embargo, no hemos logrado mejorar la calidad de ese gasto ni garantizar la calidad de la educación. Todavía estamos muy lejos de ello. En nuestra próxima entrega ofreceremos información sobre países que ya han comenzado el camino de mejorar la calidad educativa para que nos sirvan de ejemplo.