La importancia jubilar de enero

La importancia jubilar de enero

Enero, para los dominicanos, encierra importantes ocasiones para la celebración de eventos marcados por la brillantez de los mismos y de un profundo significado por esos acontecimientos que se han registrado en el territorio oriental de la isla de Santo Domingo compartido por dos naciones muy disímiles.

Los dominicanos en enero tenemos el don de darle gracias a Dios por el significado de las fechas que se marcan en el calendario del primer mes del año. Enero está preñado de festividades para los seres humanos y aparte de lo festivo que es la celebración del año nuevo se tiene también la fecha a menos nivel del día de Reyes cuya ocurrencia marca el final del periodo festivo de las fiestas de fin de año que son un alto en el quehacer humano de las sociedades occidentales que por más de 15 días se dedicaron en alegría contagiosa y compartida entre todos los seres humanos deseosos de estrecharse en abrazos y comunicarse por una vez los buenos deseos de la paz y la convivencia fraternal.

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Los dominicanos tenemos a enero como un mes muy especial, que aparte de los días universales de año nuevo y de Reyes, contiene para nosotros la fecha festiva religiosa más importante como lo es la celebración del día de la madre espiritual o sea Nuestra Señora de la Altagracia, que con devoción aguardamos la fecha para rendirle homenaje a la madre de Jesús en fervorosa devoción en los cientos de templos regados por todo el país para las demostraciones de fe y amor por la madre de Dios. Pero enero guarda motivo de dedicación y que los dominicanos poco a poco van tomando más conciencia de la fecha a medida que aumenta el peligro de un posible conflicto territorial con los vecinos occidentales. Ya una vez ocurrió y por 22 años nos vimos pisoteados por una sociedad tribal con pujos imperialistas que no pudo apagar las raíces cristianas hispanas de una colonia soltada a su suerte por su antigua madre patria deslumbrada por otros territorios con más riquezas de los que existían en la isla española.

Y es que enero marca la fecha natalicia de nuestro padre fundador que con tantas peripecias e inconvenientes pudo hacer nacer una patria de una isla ocupada por dos sociedades muy distintas en sus orígenes.

Juan Pablo Duarte nacido en el barrio de La Atarazana donde confluían los marineros y pasajeros que llegaban o salían del puerto de Santo Domingo desde el río Ozama vivió desde su infancia el trajín portuario para llegar a ver como las tropas haitianas venían en plan de conquista contra una colonia indefensa, soltada en banda por la madre patria española cuando se agotaron las superficiales minas de oro y plata de la colonia.

Duarte asimiló ese ambiente y muy joven sus padres le enviaron al extranjero, tarea que no era fácil para darle una formación más completa fuera de la esclavitud que se había adueñado de su país. Asimilando las enseñanzas europeas Duarte al regresar convivió con las necesidades de su entorno y comenzó a prepararse para darle forma a sus propósitos para un país independiente después de 1838 cuando fundaron la sociedad de La Trinitaria. En febrero de 1844 estalló el grito separatista que hoy celebramos con más vehemencia patriótica de un hombre que creyó en una nación soberana.

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