La intemperancia manifiesta en ciertos actos de violencia

La intemperancia manifiesta en ciertos actos de violencia

Un recio cuadro de brutalidades de hombres y mujeres arroja el siguiente balance de pocos días en República Dominicana: un incendio devastador en Manzanillo, Montecristi, provocado por una fémina despechada con el marido dejó 8 viviendas adyacentes llevadas de paro por las llamas; una «exterminator» furibunda destruyó cristales del auto de su anterior compañero de vida; un pretendiente desenfrenado desfiguró a cuchilladas el rostro de una indefensa mujer y un par de machistas dieron bofetadas y empellones a conductoras por roces de tránsito.

De ninguno de estos episodios debieran quedar sus autores sin las sanciones judiciales que correspondan por la blandura de jueces y fiscales, pues la falta de escarmientos da luz verde para que sucesivos trogloditas sigan en agresión a sus contrapartes de género y que fieras con falda se envalentonen para negar que su sexo sea el débil considerándose, unos y otros, con derechos al avasallamiento.

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Las barbaries de factura masculina reciben, con frecuencia, el auspicio cómplice de las puestas en libertad sin reparar en confesos propósitos feminicidas que solo autoridades policiales y judiciales no intuyen.

Las órdenes de alejamiento solo funcionarían en protección a damas inermes cuando para cada grave encono existan brazaletes electrónicos y eficientes ejercicios del monitoreo localizador que precedan acciones de rápida contención a los asesinos en potencia. Ahora son pedazos de papel.