En esta imagen de archivo, el presidente francés, Emmanuel Macron, estrecha la mano del entonces negociador jefe de la Unión Europea para el Brexit, Michel Barnier, en el Palacio del Elíseo en París, el viernes 31 de enero de 2020. AP - Ludovic Marin
Han hecho falta semanas de consultas y nombres filtrados a la prensa hasta que Macron ha encontrado a la persona con más posibilidades de construir coaliciones para durar en el cargo de Primer Ministro, como era el objetivo del presidente de la República. El elegido ha sido Michel Barnier, de 73 años, y perfil liberal y europeista. Dos veces comisario de la UE, fue el encargado de las negociaciones para el Brexit.
Pero la decisión ha sentado como un jarro de agua fría para el bloque izquierdista, el Nuevo Frente Popular, que quedó primero en las elecciones legislativas, aunque por la mínima. Las cuatro formaciones que lo componen, el Partido Socialista, los Ecologistas, Comunistas y La Francia Insumisa, han anunciado que censurarán el Gobierno de Barnier en la Asamblea Nacional.
«¿A quién queremos engañar? Es un verdadero escándalo», declaró Marine Tondelier, líder de los Ecologistas, en X.
El Partido Socialista, por su parte, afirmó que Barnier «no tiene ni legitimidad política ni legitimidad republicana». Y añade los motivos del partido para censurarlo: «esta gravísima situación no es aceptable para nosotros, los demócratas». El primer secretario de los socialistas, Olivier Faure, ha advertido de «una crisis del régimen».
Pero la reacción más dura ha llegado de la mano del líder de los insumisos. Jean-Luc Mélenchon ha hecho un llamamiento a «la movilización más fuerte posible» el próximo sábado 7 de septiembre, en una declaración en la que ha denunciado que «se ha robado la elección al pueblo francés».
El nuevo primer ministro Michel Barnier es «xenófobo, homófobo y antisocial», afirma en redes sociales el grupo LFI en la Asamblea Nacional llamando a la censura y a la destitución de Macron, a quien afean su «alianza» con Le Pen.
El desafío de aglutinar apoyos
El rechazo de toda la izquierda obliga al nuevo primer ministro a buscar la simpatía del centro-derecha y de la ultraderecha. Aunque la no censura ya estaría asegurada, motivo por el cual Macron ha dado luz verde al candidato, los partidos tienen algunas exigencias para el nuevo Ejecutivo.
Renacimiento, el partido de Emmanuel Macron, ha dicho que no votará una «censura automática» contra Barnier, pero planteará «exigencias de fondo, sin cheque en blanco». Mientras que Horizontes, la agrupación de Edouard Philippe, se muestra dispuesto a «ayudar» a Barnier.
Por su parte, Agrupación Nacional, el partido de ultraderecha, apuesta por esperar a oír el discurso político de Barnier antes de decidir su postura y deja entrever sus intereses:
«Exigiremos que el nuevo Jefe de Gobierno respete a los 11 millones de franceses que votaron por la Agrupación Nacional, que respete su persona y sus ideas. Estaremos atentos al proyecto que llevará a cabo y atentos a que las aspiraciones de nuestros votantes, que representan un tercio de los franceses, sean escuchadas y respetadas», ha mantenido la líder ultraderechista Marine Le Pen.
Felicitaciones de su campo
Uno de los nombres que habían sonado con fuerza en los últimos días para el puesto, el republicano Xavier Bertrand, ha felicitado a Barnier en un mensaje en la red social X. «Le deseo a Michel Barnier y a su gobierno todos mis mejores deseos de éxito al servicio de Francia y al interés del pueblo francés frente a los numerosos desafíos que tenemos por delante», ha escrito.
El líder de Los Republicanos, Laurent Wauquiez, felicitó a su colega de partido por su nombramiento para Matignon, afirmando que tiene «todas las bazas para tener éxito en esta difícil misión que se le ha confiado». «Es un hombre de gran calidad», dijo, sin precisar si su partido, que cuenta con 47 diputados en la Asamblea, mantenía su postura de no entrar en el Gobierno.
El veterano político europeista también ha recibido felicitaciones desde Bruselas. La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, ha celebrado que Barnier «se preocupa por los intereses de Europa y de Francia, como lo demuestra su larga experiencia» y le ha deseado «mucho éxito en su misión».
Barnier tiene por delante el desafío de aglutinar apoyos en una Asamblea Nacional que salió de las urnas dividida en tres grandes bloques ideológicos sin mayorías claras.
Pero por lo pronto, su nombramiento ha sido un alivio para los mercados que se traduce en una subida en bolsa de los principales bancos franceses.