La reforma policial, como saben bien los que asumieron el desafío de sacarla adelante contra viento y marea, tiene enemigos, sobre todo dentro de la propia Policía Nacional, que harán todo lo posible, y hasta lo imposible, para que fracase, pues no les conviene que algunas cosas cambien.
Y una de las formas de sabotear, desde dentro, esa reforma, que entre muchas otras cosas aspira a cambiar la manera en que la Policía se relaciona con los ciudadanos, es con atropellos como el que se cometió contra el doctor Santiago Castro Ventura, historiador y expresidente del CMD, quien fue apresado y esposado en la calle por una patrulla policial bajo el argumento inapelable de que estaba inscrito en una “lista roja”.
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Se trata de la lista roja del nuevo sistema de verificación ciudadana de la Policía Nacional, en la que fue incluido debido a una ficha que se le abrió al ser apresado durante una movilización estudiantil en terrenos de la UASD en ¡1972!, en la Era del doctor Joaquín Balaguer. Pero eso no se le explicó al doctor Castro Ventura, quien convocó una rueda de prensa para denunciar el hecho, en la que se hizo acompañar del presidente del CMD, Senén Caba.
¿De quién fue la idea, definitivamente surrealista, de enviar policías a perseguir y apresar ciudadanos con fichas con más de treinta años que, además, tienen todas las características de ser acciones represivas de la dictadura con ropaje democrático que encabezó el doctor Balaguer durante los Doce Años?
La Policía tiene que explicar mejor qué está ocurriendo con esa lista roja, que según una crónica publicada en Diario Libre ha incrementado la detención de personas por hechos que ocurrieron hace tiempo, pues no parece lógico ni racional utilizar personal y recursos persiguiendo a gente que protestó contra Balaguer mientras los delincuentes, que no dan tregua ni de día ni de noche, se comportan como si fueran los dueños de las calles y de nuestra tranquilidad, sin que ninguna autoridad les demuestre que están equivocados.