La monstruosidad indoblegable de los feminicidas en RD. Por momentos, cada vez más frecuentemente, escapa al control de la razón y el escarmiento la más extrema forma de violencia contra la mujer que consiste en asesinarla solo por serlo y estar pretendida para la sumisión absoluta a algún hombre, con pena de la vida si pretende escapar a sus ansias de posesión.
Las órdenes de alejamiento no tienen valor profiláctico para el cáncer del desenfreno masculino que pone a individuos a pasar de la amenaza y el maltrato a la destrucción instantánea de los seres que se les resisten, en ejercicio de un derecho, o se interponen a su instinto de barbarie.
La Semana Mayor recién transcurrida fue también de calvario mayor con privación en número excepcional de la existencia de mujeres, con adición de familiares en algunos casos, por la sevicia de machos que devienen de un aborrecible y falso sentido de superioridad que les lleva a devaluar a las congéneres hasta matarlas.
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La sociedad tendría que crear formas adicionales, o perfeccionar las disponibles, contra las agresiones de género, a veces mortales, y con frecuencia seguidas por la autodestrucción de los autores que con la muerte escapan a la justicia humana subrayando sombríamente que nada en prevención se puede contra ellos.
Cada amenaza que presagie atentado debería mover a la absoluta protección con más casas de acogida disponibles para la potencial víctima y a una prolongada privación de libertad con manejo de conducta al asesino en potencia.