El otro día leí en un periódico, a propósito de la conmemoración del Día del Poder Judicial, que a pesar de los avances alcanzados en los últimos años la mora judicial sigue siendo el principal y mas grande desafío que enfrenta el sistema judicial dominicano, en palabras del presidente de la Suprema Corte de Justicia, el doctor Luis Henry Molina, quien pronunció el discurso central del acto en el que lo acompañó, representando al Poder Ejecutivo, la vice Raquel Peña. “El mayor desafío que enfrentamos es la mora judicial. Hay cientos de historias que ilustran la desesperanza e incertidumbre que generan los casos pendientes”.
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Y citó, a modo de ejemplo, el caso de una madre en Puerto Plata que tuvo que esperar 13 años para obtener justicia tras perder su hogar en un incendio. Otro ejemplo que ilustra, como señaló en su discurso el presidente de la Suprema Corte, la incertidumbre y la desesperanza que padecen sus víctimas es el grupo de madres que el pasado miércoles protestaron frente a la Fiscalía de Herrera, donde trataron de manera infructuosa que un representante del Ministerio Público las recibiera, reclamando y exigiendo justicia para los acusados y procesados por asesinar a sus hijos.
El grupo de mujeres, a las que la situación por la atraviesan las ha llevado a unir sus fuerzas y formar el movimiento “Mujeres de Fe en Busca de Justicia”, solo exige que concluyan por fin los juicios de fondo contra los imputados de asesinar a sus trece hijos, muertos en hechos separados.
Esta no es la primera vez que para tratar de llamar la atención sobre sus casos de los operadores del sistema organizan una protesta, que ya llevaron hasta las puertas del edificio que aloja a la Procuraduría General. Pero no han conseguido siquiera que un funcionario sensible vinculado al sistema de justicia las reciba y las escuche, y que luego de escucharlas les ofrezca, aunque solo se trate de una mentira piadosa, una migaja de esperanza de que algún día recibirán la justicia que esperan y merecen.