La narrativa de la oposición política

La narrativa de la oposición política

J. LUIS ROJAS

En estos tiempos, en los que, según el calendario de actividades de la Junta Central Electoral, deberán realizarse las elecciones municipales y presidenciales en la República Dominicana, los días 18 de febrero y 19 de mayo de 2024 respectivamente. Sin duda, estas fechas han estado incidiendo para que los lìdereres de las principales organizaciones políticas de oposición, desarrollen múltiples acciones en las distintas provincias del país.

En la medida que se aproximan las fechas de las elecciones municipales y presidenciales de RD, más se incrementará el activismo político, principalmente el que proviene de los ámbitos de la oposición. Como se sabe, el concepto de oposición es muy habitual en el entorno de la política. En este sentido, se conoce como oposición a los partidos, cuerpos legislativos o cuerpos deliberantes que habitualmente impugnan las actuaciones del gobierno. Por lo tanto, oposición es sinónimo de enfrentamiento, contraposición, contrariedad. En pocas palabras, es el sector adverso al poder establecido o dominante.

En el contexto del marketing, tanto los partidos políticos de oposición como el que administra los recursos del Estado, planifican, ejecutan y controlan diversas actividades con el propósito deliberado de construir, difundir y posicionar una narrativa que agregue valor a sus activos intangibles: reputación, credibilidad, confianza, capital relacional, imagen pública, permiso social, entre otros. Edificar una narrativa, cuyos contenidos sean coherentes con los hechos y realidades a los que aluden, no es tan fácil como parece.

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En República Dominicana, igual que en otros países del mundo, los contenidos de la narrativa que acompañan a las organizaciones políticas opositoras, por lo general, provienen de sus propios pensamientos, decisiones, actuaciones, opiniones, así como de la cantidad y calidad de los vínculos que logren crear y mantener con sus electores cautivos y potenciales. En este orden, se concluye que las fuentes sustanciales que sustentan los mensajes de la narrativa de los partidos políticos de oposición son su forma de pensar, decir, actuar, decir y relacionarse.

Desde la mirada de la literatura, se dice que la narrativa es un género que se caracteriza por la sucesión de acciones relacionadas entre sí que, vistas en conjunto, forman una historia o relato. Además, se dice que la narración es la manera de contar una secuencia o una serie de acciones realizadas por unos personajes determinados a lo largo de un intervalo de tiempo determinado.

Tomando como punto de referencia las jugadas más recientes llevadas a cabo por tres de las organizaciones políticas opositoras de República Dominicana, se puede afirmar que éstas no  han tenido las competencias y habilidades para construir, difundir y posicionar una narrativa con la suficiente creatividad y credibilidad, que entusiasme, motive, influencie y movilice a los electores potenciales, así como generar corrientes objetivas de opinión pública desfavorables hacia el partido gobernante.   

La verdad verdadera es que, hasta ahora, los contenidos que han sustentado la actual narrativa de las organizaciones políticas dominicanas resultan ser muy poco creíble. Sin importar el ámbito, los mensajes de una narrativa jamás podrán ser creíbles si la reputación, confianza, imagen pública y el permiso social de los que cuentan o protagonizan los hechos, tienden a ser negativos. Las audiencias creen en los contenidos de la narrativa, solo cuando éstas perciben y consideran que las fuentes (organizaciones, marcas o personas) que emiten los relatos son: sinceras, éticas, honestas, coherentes, consistentes y creíbles. Será muy difícil que, con las historias, los contenidos, las formas y la reputación de los voceros que rodean la actual narrativa de la oposición política de RD, logren motivar, entusiasmar e influenciar a los electores potenciales.

La oposición se considera un elemento básico y esencial de los regímenes democráticos. Su importancia radica en que son el factor de control y limitación de los gobiernos en turno y la alternativa a la formación de nuevos gobiernos. En algunos casos esa oposición, de acuerdo con sus intereses, puede aliarse con el partido gobernante, o con otros partidos opositores. (sil.gobernación.gob.mx, 2017). En cualquier régimen político, la oposición tiene que actuar, opinar y proponer con responsabilidad, ética y sin demagogia. Incurren en un gravísimo error los líderes políticos de oposición, que emplean la mentira, el chantaje, la manipulación, el miedo y la posverdad, como contenidos sustanciales de su narrativa.

¿Qué aportan las organizaciones políticas dominicanas de oposición a la calidad de la gobernanza, a la estabilidad socioeconómica y a la prosperidad de los ciudadanos? ¿Son éticos, honrados, transparentes, sinceros, demócratas y auténticos defensores de los recursos públicos, los que pretenden ocultar sus malas acciones sociales y políticas, empleando para ello una narrativa cimentada en mentiras, manipulaciones y posverdad? ¿Podrán las alianzas coyunturales entre tres partidos políticos opositores, lavar la imagen pública de sus candidatos que aspiran ser presidentes de RD?

Es casi imposible que, con los contenidos, las formas y los voceros que están delante y detrás de la narrativa que actualmente llevan a cabo las principales organizaciones políticas de oposición, logren convencer y persuadir a los electores que integran la clase media de la República Dominicana. Las críticas continuas, superficiales e insignificantes, no pueden ser los contenidos que caractericen la narrativa de los partidos de oposición. Los mensajes de la narrativa no pueden estar divorciados de la realidad de los hechos.

Más allá del contexto político, para que la narrativa sea creíble tiene necesariamente que incorporar, como parte de sus contenidos, la elaboración y presentación de propuestas viables, razonables, oportunas y significativas. Muchos de los contenidos que rodean la narrativa de los grupos políticos de oposición de hoy, difieren de las percepciones y opiniones que manifiestan los ciudadanos a través de encuestas y sondeos, con respecto a la gestión que realiza el partido gobernante. Las audiencias electorales de estos tiempos, no se convencen con estupideces e historias mal construidas y contadas.