La neuroeducación (2)

La neuroeducación (2)

En esta entrega estaremos continuando el tema de cómo podemos hoy en día, al conocer mejor las funciones cerebrales, ayudar y mejorar los enfoques de la educación moderna. Las actualizadas técnicas radiológicas como la tomografía por emisión de positrones (PET) y la resonancia magnética funcional han aportado luz en cuanto a los niveles de activación cerebral y las regiones donde esta actividad se está produciendo. Estas tecnologías permiten monitorizar la acción cerebral en vivo, es decir, en personas vivas. Se ha demostrado que hasta en el sueño utilizamos todas las partes de nuestro cerebro, lo que sería imposible si solo utilizáramos el 10% del órgano rector. En suma: el mito de que usamos solo el 10% de nuestro cerebro ha quedado como una falsedad, que repetíamos sin ninguna base científica.
El cerebro es un órgano complejo que es moldeado por la selección natural. Representa un porcentaje mínimo del peso total del cuerpo humano (alrededor de un 2%) pero consume aproximadamente un 20% de la energía disponible. Actualmente la neurociencia ha demostrado que en la realización de todas las tareas utilizamos el cien por cien de nuestro cerebro, lo que nos queda por delante es aprender con él. Veamos algunos aspectos básicos para el aprendizaje: la inteligencia, por ejemplo, es la capacidad de resolver problemas; pero no es una facultad simple unitaria. Es en verdad una jerarquía de habilidades aprendidas sucesivamente en que las últimas se van incorporando a las anteriores. El cerebro se puede concebir como un gran ordenador de datos, un organizador mucho más complejo que cualquier computadora artificial. La información le llega por medio del oído, la vista, el tacto, el olfato, el sabor. El cerebro, al parecer reduce este vasto acopio de datos a símbolos en claves, que puede organizar lógicamente para resolver problemas, alcanzar metas y dar sentido a la existencia. Esto quiere decir que no tenemos en el cerebro una foto para recordar el grato pastel de la abuela, sino que lo almacenamos en distintas áreas cerebrales y cuando lo evocamos entonces se forma «la imagen» en nuestro órgano rector.
Las actividades de aprendizaje en el aula requieren de una integración necesaria de información entre el hemisferio izquierdo y el derecho y de la interconexión de las diferentes funciones que realiza el cerebro. Veamos los juicios de localización cerebral de J. Geake (Neuromythologies in education, EducationalResearh, 50, 2008, pp123-133). La memoria de trabajo (corteza frontal), memoria a largo plazo (hipocampo y otras regionescorticales), toma de decisiones (corteza orbito frontal), gestión emocional (sistema límbico y áreas frontales asociadas), secuenciación de la representación simbólica (giro fusiforme y lóbulo temporal), interrelaciones conceptuales (lóbulo parietal). Otro aspecto de importancia es el sueño.Hoy que los jóvenes se acuestan muy tarde usando sus equipos electrónicos y está demostrado que el sueño es imprescindible para mantener nuestro cerebro en estado óptimo debido a que favorece la plasticidad necesaria para fortalecer y regenerar los circuitos neuronales utilizados durante la vigilia y el aprendizaje. La plasticidad, es la capacidad que tiene el cerebro de formar nuevas conexiones y almacenar las existentes. Sabemos que la deprivación de sueño repercute negativamente en lo conductual, emocional y cognitivamente, lo cual merma su rendimiento académico. Por numerosos estudios se ha comprobado que las primeras horas de clase son las menos aprovechadas por el cerebro, que es a partir de las nueve o diez de la mañana cuando el cerebro más se beneficia. Hoy sabemos que cuando las expectativas sobre la utilización de la memoria son positivas y el alumno motivado cree que lo que aprende es relevante, se mejora entonces el proceso de consolidación del aprendizaje yla memoria.

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