Con varias naciones europeas superando el embate epidémico y EEUU reabriendo la economía a toda costa, sin signos de estar superando el drama sanitario a nivel nacional, el mundo se ha volcado a mirar hacia la segunda expresión de la crisis – la economía – con una tercera, la social, planeando amenazante con eventuales manifestaciones desestabilizadoras que puedan catalizar una crisis también política. Todo hace prever que no saldrá indemne el sistema mundial que se estructuró después de la Segunda Guerra.
Hoy por hoy, nadie, ni organismo internacional alguno, se atreve a dar proyecciones firmes del panorama económico por venir. La economía navega con más incertidumbres que Cristóbal Colón pero sin esperanzas de llegar a un final feliz. Lo que sí está muy claro es que nos encontramos ante la más grave crisis sanitaria, económica, social y política sin antecedentes claros que puedan servir de referente objetivo, pero es evidente el colapso económico mundial con consecuencias aún por ver. El FMI reconoce que el desplome global seguramente será más profundo del 3% que previó y que para 2021, dependiendo de que aparezca la vacuna y el proteccionismo que se desate, la recuperación será parcial y mucho más larga porque, dice su directora ejecutiva, la situación en general es peor de lo pensado. Para el Banco Asiático de Desarrollo, la contracción mundial puede ser de 6.4 a 9.7%; el Banco Europeo prevé una contracción del PIB de la zona euro de 8.7%. La economía estadounidense cayó algo más del 5% en el primer trimestre y para el segundo se estima el desplome sea mayor al 30% y quizás 40%. China, responsable del 30% del crecimiento global, registró una caída del PIB en el primer trimestre de 6.8% pero el FMI pronostica alcanzará un crecimiento final del 1%. Latinoamérica tendrá un desplome mayor al 5%.
La OMC estima una caída del comercio global del 10 al 30%. La contracción del turismo, según la OMT, será del 60-80% con empresas de aviación pudiendo perder hasta 314,000 millones de dólares. La pérdida de ingresos turísticos estará alrededor del millón de millones, amenazando 120 millones de empleos. Millones de pequeños negocios ya no volverán a abrir y el FMI advierte de una eventual tormenta de bancarrotas de bancos “débiles”. Para la Organización Internacional del Trabajo la “mitad de la fuerza laboral del mundo verá destruido su modo de vida”. La crisis empujará a más de 60 millones de personas al precipicio de la pobreza extrema.
No obstante, las bolsas mundiales se han estimulado ante el inicio de la reapertura, un descenso a 13% del nivel del desempleo norteamericano y las perspectivas de paquetes adicionales de estímulo. Evidentemente, los inversionistas apuestan, a marcha forzada contra los pronósticos, a una rápida recuperación. En verdad, los mercados financieros apuntan a lo que esperan para dentro 6-12 meses con los inversores creyendo que se tocó fondo. Esperemos no se produzcan rebrotes del contagio porque las consecuencias serían demoledoras.
El afán especulativo sigue igual que siempre. Lamento desalentar a los que esperaban un capitalismo “más humano” post pandemia; en esencia, seguirá siendo el mismo, al menos por ahora.