Pienso que podría interesarte esta historia.
Pero tendrías que buscarte en la Internet a Manuel del Cabral y su poema «La Preñada».
He perdido libro y papel donde lo tenía anotado. «Yo entré casi rezando» y luego dice, poéticamente, muchas cosas hermosas.
Busca el poema, no lo vas a lamentar.
Yo digo que este poema tiene que ver con María Rebeca, al menos con su concepción. Y ya verás por qué.
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Habíamos perdido a nuestra primera hija, Eva María, y Ari estaba muy acongojada. Y teníamos una sola cama. Bueno, era la cama del matrimonio. Y yo la consolaba como podía. Y dormíamos juntos.
La verdad es que entonces todavía no había leído este poema de Del Cabral, pero al leerlo me di cuenta que así comenzó la historia de Rebeca. «Yo entré casi rezando».
Poco después llegó Ana Rocío. Y después, no más niñas ni tampoco niños.
Y yo le hice otro cuarto a la casita del ensanche y compré otra cama. Es que para entonces las hormigas subían a la cama y me picaban.
Ari comía en la cama. Yo le comprendo. Durante mucho tiempo ella fue la negra de la familia. Hablo de la familia Solé González, en La Habana.
Ahora disfrutaba de un tiempito mejor Aquí en Santo Domingo, años 6O. Unos días en La Voz de la Zona de Seguridad y luego, al igual que el nombre de la emisora, yo fui por unas breves semanas La Voz de la OEA.
Y lancé el espacio: Artistas Dominicanos en La Voz de la OEA. No exagero, pero fue mucha la gente del canto y de las corcheas y hasta del pincel que pasó por mi espacio a expresar sus deseos y a traer sus nuevos discos. Y vinieron también los dirigentes de los Artistas. Y… hasta me metieron en Amucaba y fui secretario general del sindicato, con el presidente Almanzor Gonzalez Canahuate.
Pienso que también pueden quedarme otras historias: ¿Quién sabe?