La Reserva Federal, la inflación y el crecimiento

La Reserva Federal, la inflación y el crecimiento

Julio E. Diaz Sosa

Como advertimos en nuestro artículo de la semana pasada, sería una sorpresa para todos si la Reserva Federal de los Estados Unidos decidiera recortar los tipos de interés en su próxima reunión.

El pasado miércoles, la Reserva Federal concluyó su última reunión de política monetaria de dos días. Como se esperaba, el banco central mantuvo las tasas estables en un rango entre 4.25 % y 4.50 %.

Por lo tanto, la verdadera atención se centró en la conferencia de prensa del presidente de la Fed, Jerome Powell, y en las proyecciones económicas del banco central.

La Fed estimó una tasa de crecimiento de la inflación del 2.7 % para este año, en comparación con el 2.5 % proyectado en su reunión de diciembre y el 2.1 % en septiembre. Además, prevé que el PIB crezca un 1.7 % este año, frente al 2.1 % estimado en diciembre y el 2 % en septiembre. Finalmente, la Fed proyecta que el desempleo alcanzará el 4.4 % en 2025, en comparación con su estimación previa del 4.3 % en diciembre.

En resumen, la Fed espera un menor crecimiento del PIB, junto con una mayor inflación y desempleo. Esto no refleja precisamente una economía en auge. La Fed admitió que «la incertidumbre en torno a las perspectivas económicas ha aumentado».

En su conferencia de prensa, Powell atribuyó la mayor parte del aumento en las expectativas de inflación a los aranceles. Dijo que «una buena parte» del incremento esperado en la inflación proviene de los aranceles, lo que retrasa el regreso de la inflación al rango meta del 2 % de la Reserva Federal.

Sin embargo, en términos generales, la Fed espera que los aranceles representen un impacto único en la inflación, en lugar de una presión inflacionaria a largo plazo. Powell usó la palabra favorita de la Fed: «transitorio». Un término que el mercado no acepta fácilmente, debido al desajuste inflacionario tras la pandemia.

Se aseguró de señalar que la última vez que se impuso una gran ola de aranceles, el impacto en la inflación fue transitorio y rápidamente volvió a la normalidad. Esta inferencia de Powell nos lleva a formular la siguiente pregunta: ¿Los aumentos de aranceles son inflacionarios, deflacionarios o estanflacionarios? La reacción del mercado de bonos a la guerra comercial de Trump ha zanjado ese debate.

Desde que estalló la guerra comercial, las expectativas de inflación se han mantenido estables, pero el rendimiento de los TIPS (bonos del Tesoro protegidos contra la inflación)—un indicador del crecimiento económico real—ha caído drásticamente.

¿Qué está diciendo el mercado de bonos de EE. UU.? La guerra comercial de aranceles no cambiará la inflación a largo plazo, pero reducirá rápidamente el crecimiento, como señaló Powell en su rueda de prensa del miércoles pasado.

En términos simples: la guerra comercial es perjudicial para el crecimiento y, por lo tanto, deflacionaria a largo plazo.

Europa y China ante la Guerra Comercial

Los bancos centrales extranjeros han estado enviando un mensaje claro a los responsables de políticas económicas en los Estados Unidos: pretendemos diversificarnos y alejarnos del dólar estadounidense.

Parece que ya está en marcha un proceso de diversificación lejos del dólar como moneda clave para las reservas de divisas, con una clara preferencia por el oro.

Sin embargo, la pregunta que todos debemos hacernos es la siguiente: ¿Por qué está ocurriendo esto y por qué deberíamos preocuparnos?

1️) La «retención» de las reservas rusas en dólares estadounidenses despertó a varios otros bancos centrales a una realidad: las reservas invertidas en activos denominados en dólares son tuyas… hasta que EE. UU. diga lo contrario; de lo contrario, desaparecen.

2️) La administración Trump pretende cambiar el sistema comercial global, y políticas como los aranceles reducen el atractivo de los activos estadounidenses.

Durante décadas, vivimos en un mundo donde los países exportaban a una economía estadounidense fuerte, y reciclaban esos ingresos comprando activos en EE. UU., principalmente Bonos del Tesoro y T-Bills.

Algunos países, como Noruega o Suiza, llegaron incluso a invertir sus reservas en dólares en acciones estadounidenses, una decisión que permitió al Fondo Soberano de Noruega generar altos rendimientos.

Sin embargo, recientemente los bancos centrales globales han estado diversificando rápidamente sus reservas en divisas, reduciendo su exposición al dólar estadounidense y aumentando sus posiciones en oro. El euro también podría salir beneficiado. Ahora que Alemania y Europa han abierto el gasto fiscal, habrá muchos más bonos en euros con calificación AAA, donde los inversionistas extranjeros podrán depositar sus reservas excedentes. Si a esto le sumamos un impulso al crecimiento a través del gasto fiscal, más capital podría fluir hacia Europa.

China y el Auge de sus Mercados

Desde el otoño de 2024, nadie quería invertir en China. La visión dominante en ese entonces era que las acciones chinas eran «ininvertibles», y muchos fondos de inversión incluso cerraron por completo sus equipos dedicados a China.

Hoy, con las acciones chinas—especialmente las de tecnología—habiendo registrado un fuerte repunte y superado a muchos índices clave este año, muchos inversionistas se preguntan si ya es demasiado tarde para comprar.

A pesar de las fuertes ganancias de precios este año, las acciones tecnológicas chinas todavía cotizan con un gran descuento en comparación con sus homólogas estadounidenses.

Además, el crecimiento de las ganancias por acción (EPS) de las empresas tecnológicas chinas se está acelerando, mientras que para las empresas estadounidenses se está desacelerando.

Conclusión

Los mercados emergentes como China y algunos desarrollados como Europa son actualmente muy atractivos para los inversionistas, debido a la gran incertidumbre que rodea la economía estadounidense y su mercado accionario.

Sin embargo, si los factores discordantes que afectan a la economía estadounidense—como los aranceles y la reducción brusca del gasto público, que podría desacelerar el crecimiento en más de un 0.3 %—fueran eliminados, esto podría generar una exuberancia aún mayor que la vivida en noviembre tras el triunfo electoral de Trump.

Porque, en esencia, sin estos elementos, la economía estadounidense sigue siendo sólida en sus fundamentos.

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