El dólar se encarece por dos hechos. Por un lado, la guerra comercial de Trump. Recientes indicadores económicos de Estados Unidos reflejan que lleva el país hacia una recesión. Para la Reserva Federal de Atlanta, el PIB se contrajo a una tasa trimestral anualizada de 2,8% en el primer trimestre, con deterioro de la confianza de consumidores, expectativas de inflación en aumento, empeoramiento del déficit comercial y encarecimiento del dólar.
Y, por otro lado, la situación geopolítica. Se complica con las propuestas del pasado viernes de Putin y Trump a Ucrania. Las del primero, sustituir el gobierno de Zelenski por otro temporal auspiciado por ONU y Estados Unidos, con la encomienda de hacer elecciones, y las de Trump, Estados Unidos debe beneficiarse con 50% de los ingresos de explotación recursos naturales del Estado Ucrania, y de las minas, puertos, líneas ferroviarias y demás infraestructuras. Además, que con sus intereses, Ucrania debe devolver a Estados Unidos toda la ayuda facilitada desde 2022. Para Zelenski las propuestas son inadmisibles. En resumen: la guerra no termina por ahora.
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La realidad es que para resistir los riesgos e incertidumbres de los hechos mencionados, las estadísticas muestran que nuestra economía atraviesa por buen momento, la fortaleza exhibida desde que superó la crisis sanitaria Covid-19 es la envidia para países de la región.
En marzo la tasa de cambio pesos/dólar interanual aumentó 6.3%, por debajo de la devaluación media de la región, en algunos países dos dígitos; por ejemplo, Argentina (20.2%), México (16.2%) y Brasil (11.5%) y 8.2% en Paraguay.
Cometen error de cálculo los analistas que se apoyan en la devaluación de marzo para proyectar linealmente la tasa de cambio y concluir que cierra en RD$70, con la mala suerte de que consumidores y empresarios no le hacen coro, consciente los agentes que la economía es fuerte y resistente, por ejemplo, la inflación interanual marcó 3.35% en diciembre 2024, en el límite inferior rango meta 4% ± 1.0%, y 4.20% la subyacente que no tiene en cuenta los precios más volátiles. En febrero, interanual 3.56% la inflación general y 4,21% la subyacente, por lo que no se prevé cambio de signo en la política monetaria, instrumento estrella del Banco Central en la lucha contra la inflación.
El bajo nivel de los precios, principalmente la inflación subyacente, nos dice claramente que no son internos los causantes de la depreciación de la tasa de cambio, desmintiendo con ello a los que intentan fijar la mentira de que lo es.
Repito, la economía está preparada para resistir embates externos, además de las estadísticas citadas. Para este año se espera buen comportamiento sector externo, en concreto, ingresos de divisas por US$45 mil millones, incluyendo más de US$4,700 millones de inversión extranjera directa, lo que cubriría holgadamente el déficit de cuenta corriente y la diferencia destinada a aumentar las reservas internacionales.
En volumen, como debe medirse, el país continúa ganando cuota en el mercado mundial, se espera, a precios corrientes, que la exportación de bienes supere los US$13,852 millones del pasado año. Las reservas internacionales del Banco Central suman US$14 mil millones.
Mientras ralentiza el crecimiento en las principales economías de América latina, con el dilema de controlar los precios y sacrificar el aumento del PIB real, el dilema no existe en República Dominicana, el Banco Central y el FMI pronostican que este año crecemos a una tasa interanual de 4.5%, con inflación controlada en torno al rango meta de 4% a final de año.