Por: Amaurys Pérez Vargas
Los primeros negros esclavos que llegaron a Santo Domingo en 1501 lo hicieron durante el gobierno de Nicolás de Ovando a quien se le ordenó no permitir la entrada en las Indias de “judíos ni moros, ni nuevos convertidos: pero que dejase introducir en ella negros esclavos con tal de que fuesen nacidos en poder cristiano”. En efecto, en un primer momento solamente fueron embarcados ladinos hispanizados, pero con el tiempo fueron importando esclavos procedentes de África, caracterizados por tener un origen rural que les proporcionaba un conocimiento práctico de las labores agrícolas en condiciones difíciles pues con anterioridad habían sido esclavos en sus respectivas sociedades agrarias de origen.
Es evidente que sus métodos y formas de hacer fueron transferidos y adaptados al suelo americano, aportándonos, entre otras costumbres, la cultura de los granos, véase la siembra y consumo de arroz, guandules y habichuelas, que se encontraba a la base de su alimentación. En ese sentido, se puede establecer una cierta relación entre sus modos de vida en África y la realidad que les impusieron en América, lo que nos explica porque resistieron mejor que los aborígenes a las condiciones de trabajo infligidas por los españoles. Ciertamente, como bien nos indica Franklin Franco, es “a partir de 1508, después de realizados los primeros experimentos y conocidos los excelentes resultados de la siembra de la caña de azúcar, es cuando se inicia con intensidad la importación de esclavos negros”.
Al respecto, Franklin Franco es muy claro al subrayarnos la conexión que hubo entre esclavitud y azúcar pues según nos dice “fue en los ingenios (y en las construcciones) donde los esclavos negros laboraron por más tiempo durante este primer periodo (1500 – 1580)”. En ese orden, el auge de las plantaciones en la segunda década del siglo XVI fue lo que permitió el desarrollo del primer tráfico triangular que arrastró la deportación hacia La Española, Puerto Rico y Cuba de casi 10000 esclavos. Se recuerda que para 1518, Carlos V otorgó el primer “asiento” mediante el cual autorizaba a los navegantes portugueses a transportar cautivos hacia las indias occidentales en cantidad de 4,000 esclavos en 4 años.
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Así pues, para 1520 los esclavos negros se convirtieron en el grupo étnico más numeroso de La Española por encima de indígenas y españoles, alcanzando la cifra de 20,000 para 1533, manteniendo un crecimiento constante hasta 1542 cuando rondaron los 30000. Tras el desplome de la industria azucarera, el negocio sobre la importación de esclavos fue decreciente en la isla, aunque se mantuvo cierta dinámica con la trata internacional en relación con la procedencia étnica de los esclavos negros ya que las principales regiones de aprovisionamiento fueron África central, Senegambia, Bahía de Benín, Costa de oro, entre otras.
Es al final del siglo XVI cuando pasamos de ser una sociedad esclavista (en que la reproducción depende fundamentalmente de las relaciones de explotación de la mano de obra esclava) a una sociedad con esclavos (en que las relaciones dominantes de producción no son única ni necesariamente esclavistas y “el estado de esclavo” de algunas personas puede coexistir con mano de obra servil asalariada). En esta última, la esclavitud se reproduce por un crecimiento demográfico natural lo que explica la importancia de los esclavos nacidos en América.
Prof. Amaury Pérez, Ph.D.
Sociólogo e historiador – UASD/PUCMM