A muy pocos llamó la atención el detalle, pero otros no pudimos evitar fijarnos en lo sonrientes y relajados que se presentaron ante los periodistas los miembros del Comité Político, con el expresidente Danilo Medina a la cabeza, que tras una extensa reunión que se prolongó durante casi ocho horas anunciaron que el PLD decidió no pactar alianzas con partidos y organizaciones políticas que en el pasado proceso electoral hayan participado aliados al PRM.
Algo que ya había declarado su candidato presidencial Abel Martínez cada vez que le tocó referirse al tema de una posible alianza con la Fuerza del Pueblo del expresidente Leonel Fernández, como se puede comprobar consultando a Google, lo que junto al hecho de que el expresidente Medina utilizó ese mismo argumento para arengar a los peledeístas que participaron en el encuentro nacional de dirigentes celebrado a fines de mayo, pone en evidencia que no fue una decisión de un día para otro.
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Y a juzgar por el lenguaje corporal que exhibieron al hacer el anuncio, que nos hizo recordar los días felices en que los peledeístas tenían el país literalmente a sus pies, cualquiera diría que les produjo una gran satisfacción, probablemente porque tiene el agridulce sabor de la venganza cocinada a fuego lento.
Los que promueven esa alianza le están pidiendo a la dirigencia del PLD, y particularmente a su presidente Danilo Medina, que pacte con quien aliado al PRM contribuyó de manera decisiva a su derrota electoral, por lo que no me extrañaría que lo considere corresponsable de las desgracias que ha traído su salida del poder, incluido el Ministerio Público independiente que se ha convertido en una pesadilla para su familia y sus excolaboradores más cercanos.
Al cerrarle las puertas a esa alianza el PLD también le trata de cerrar las puertas del Palacio Nacional a Leonel Fernández, que no puede alegar sorpresa porque sus excompañeros hayan decidido devolverle el favor y pagarle con la misma moneda.