Lactancia materna: saludable y económicamente favorable

Lactancia materna: saludable y económicamente favorable

Nunca olvidaré las sopas de bacalao que mi abuela le hacía a mi madre para que produjera mucha leche, ni la rigurosa alimentación durante los primeros 40 días después del parto, para garantizar que la vida recién llegada al mundo no tuviera tropiezos ni dificultades.

Mi madre criaba las gallinas durante el embarazo, y en los primeros diez días después de dar a luz, se sacrificaba una gallina cada día para ella. Le hacían una sopa con las patas y las vísceras, y el resto de la gallina se cocinaba de distintas maneras. Eran diez gallinas dedicadas solo para «la parida».

Era una costumbre rural que se transmitía de generación en generación con el sano objetivo de que el bebé fuera saludable y las madres pudieran mantener la vida de su hijo y la propia de manera sostenible.

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Mis hermanos y yo tuvimos la dicha de recibir nuestra primera comida de los senos de mamá. Me gustaría recordar el sabor de esa primera comida. Probablemente no lo recordemos de la misma manera, pero nuestro cerebro tiene la capacidad de almacenar recuerdos tempranos sobre los alimentos que consumimos durante los primeros años, atesorando los primeros sabores y olores.

Desde el nacimiento, comenzamos a desarrollar el sentido del gusto, y las experiencias sensoriales tempranas se logran a través de la leche materna, las cuales pueden ser determinantes en los hábitos alimenticios futuros. Según los expertos, la leche materna contiene los sabores de la dieta de la madre, exponiendo al bebé a una variedad de sabores desde una edad temprana.

Traigo a colación este tema porque estamos en la Semana de la Lactancia Materna, que se celebra en todo el mundo del primero al siete de agosto. La iniciativa surgió en 1992 por la Alianza Mundial Prolactancia Materna, para aumentar la conciencia sobre los beneficios de la lactancia para la protección de la infancia, liderada por la OMS y UNICEF.

La promoción de la lactancia materna ha encontrado apoyo en los gobiernos que han delineado políticas públicas, logrando un gran crecimiento en los últimos años a nivel mundial. El incremento mayor se verifica en África y Asia, donde la lactancia materna exclusiva en los primeros seis meses se cumple en su totalidad. En varios países de África, el 70 por ciento de los bebés son alimentados con leche materna durante los primeros seis meses.

La leche materna actúa como la primera acción protectora de la salud de los niños por su contenido de azúcares, vitaminas, minerales y componentes bioactivos como hormonas, factores de crecimiento, enzimas y células vivas, determinantes para el desarrollo de los infantes.

Desde el punto de vista económico, es un superalimento que no se compra en el supermercado porque su valor es tan alto que su precio está fuera de competencia. La única inversión es el valioso tiempo de la madre, en ese contacto íntimo inigualable que implica una relación única que promete una criatura segura de sí misma. Se dice que los niños que han sido lactados son más inteligentes.

Las fórmulas lácteas todavía compiten en el mercado, pero no previenen los riesgos a la salud que sí provee la leche materna, como la prevención de las enfermedades no transmisibles y un gran ahorro en la economía familiar.

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