En Okinawa, una de las llamadas zonas azules con la mayor concentración de centenarios del mundo, aseguran que además de la dieta y la genética, la clave radica en hallar el verdadero propósito vital de cada persona.
Ikigai: El secreto japonés para una vida larga y feliz es uno de los libros más populares sobre la longevidad. Ikigai podría traducirse como “la felicidad de estar siempre ocupado” y se centra en el verdadero propósito de la vida de una persona. Se dice que encontrar el propio ikigai hace que la vida tenga más sentido.
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Aseguran los expertos en la materia que muchas de las personas más longevas del mundo encuentran su ikigai y lo priorizan casi todos los días de sus vidas. Y he allí el secreto, según dicen.
Es que en Japón existe una aldea en la isla de Okinawa, que reúne el mayor número de centenarios del planeta. Es una de las llamadas zonas azules del planeta y de acuerdo con la investigación, si bien la dieta y la genética explican mucho de esta longevidad, existe un tercer factor fundamental: el ikigai.
En ese sentido, en el mencionado best seller, sus autores, Héctor García y Francesc Miralles, enumeraron las diez reglas que, según encontraron, hacen que vivir en un propósito sea más fluido.
1- Hallar el ikigai
“El ikigai es la razón por la que nos levantamos cada día”, explican los naturales de Okinawa, refiriéndose a “aquello que hace que valga la pena vivir y que tenga sentido”.
El ikigai se enfoca en las pequeñas cosas en las que cada uno es bueno, que aportan satisfacción y que repercuten positivamente en los demás.
Descubrir cuál es la pasión de cada uno y dejarse llevar por ella es tener un ikigai, y esto agrega un propósito a la vida y puede llevar a las personas a una mayor felicidad, aseguran los especialistas.
2- Mejorar cada día
Del japonés kai (cambio) y zen (bueno), Kaizen se traduce como la búsqueda de la mejora continua. En un principio, el término se empleó en el mundo empresarial, pero su éxito hizo que hoy se aplique prácticamente a todos los aspectos de la vida.
El planteamiento es sencillo: no es posible pretender hacer cambios drásticos, más vale conviene dividir el camino en pequeñas etapas o tareas y volverse un poco mejor cada día. Según la filosofía Kaizen, “la perseverancia es el terreno donde germinan los progresos”.
Puede parecer poca cosa, pero si los japoneses consiguieron convertirse en potencia mundial tras la II Guerra Mundial siguiendo este método, sólo basta imaginar la transformación que la filosofía Kaizen puede suponer para una persona en su vida.
3- No desperdiciar nada
La sociedad japonesa es reconocida por varios principios, filosofías y tradiciones que rigen el comportamiento de sus ciudadanos y les ayudan a vivir mejor. El aprovechamiento de los recursos es uno de ellos. Es lo que llaman “Mottainai”.
Pero mottainai no es sólo una palabra, es un pensamiento muy arraigado en la sociedad japonesa, que si se traduce al pie de la letra, podría decirse que es el “arrepentimiento por desperdiciar”. Y esto puede ocurrir refiriéndonos a algo material, como los residuos, o abstracto, como el tiempo, la energía o algún talento.
4- Cuidar la energía
En línea con lo anterior, vale saber que en Japón para preguntar “¿Cómo estás?” dicen “Genki desu ka?”, que significa literalmente “¿Cómo está tu energía?”. Gen remite a “la fuente, el origen” y ki a la energía vital que todos poseemos. Estar “genki” significa, entonces, estar bien, pues la energía se encuentra equilibrada.
Cuando una persona se encuentra mal es, por tanto, porque su ki (o chi), su fuerza vital, está dañada. En consecuencia, para estar mejor es clave encontrar por qué y restaurar el ki.
Y para ello será importante prestar atención tanto a lo material -el cuerpo-, como a la mente y el espíritu, a aquello que se dice y se piensa. Pero, además, como los seres humanos forman parte del universo, su energía interior viene marcada por la influencia de las demás personas y elementos que los rodean, por lo que resulta elemental según esta mirada prestar atención al entorno y vivir y habitar espacios que promuevan el bienestar.
5- Practicar la gratitud
Es una excelente manera de recordar todas las cosas buenas de las que se compone la vida de cada uno. Tomarse un tiempo para compartir el aprecio que a cada uno le genera su amada familia, sus amigos o incluso por uno mismo.
“Es bueno reconocer las cosas que no son tan buenas, pero nunca debemos olvidar el privilegio que es estar en el aquí y ahora en un mundo tan lleno de posibilidades”, escribieron García y Miralles.
Los científicos que estudiaron el bienestar psicológico descubrieron que practicar la gratitud de manera constante resultó en menos fatiga, menos días de enfermedad y una mayor satisfacción laboral, según un estudio realizado entre enfermeras y publicado en el International Journal of Workplace Health Management.
6- Estar en contacto con la naturaleza
La integración del mundo natural en la vida de los japoneses y su empatía con los animales, las plantas y el resto de los seres vivos se puede palpar en su día a día, en el diseño de sus casas y sus coches, en su esfuerzo por reciclar o dar gracias por los alimentos.
Los shinrin yoku o “baños de bosque” son una práctica oriental cada vez más extendida en todo el mundo, que consiste en visitar un bosque y disfrutar de él con los cinco sentidos, para obtener beneficios para la salud mental y física.
Incluso si se vive en una gran ciudad, encontrar tiempo para respirar aire fresco y dar un paseo, puede aumentar la productividad, mejorar el estado de ánimo y la memoria.
7- Soltar lo que está fuera de control.
La expresión japonesa shoganai enseña a aceptar aquello que está fuera de nuestro control. Aceptar es respetar los ciclos, los buenos y los malos, dejar que las cosas fluyan para poner toda la energía en aquello que sí se puede mejorar y cambiar. Detrás de este pensamiento hay una mentalidad práctica y llena de sabiduría.
Al no perder el tiempo y poner todo el potencial en cosas que sí pueden ser modificadas, no sólo se aleja la frustración sino que se alumbran ideas y soluciones.
“Deja de arrepentirte del pasado y de temer el futuro. Hoy es todo lo que tienes. Sacar el máximo provecho de ella. Haz que valga la pena recordar”, escribieron García y Miralles.
8- Buscar la calidad en cada acto de vida
En Japón no se deja propina, y tras esa costumbre se esconde un concepto muy arraigado en ese país: omotenashi, una combinación de hospitalidad, armonía y servicio. Sus ciudadanos se rigen por los estándares de calidad más altos cuando se trata de prestar un servicio.
Y si de llevar hábitos japoneses a la vida para vivir mejor se trata, los autores aseguran que todos pueden incluir el omotenashi en su vida, ponerlo en práctica con sus invitados, en sus relaciones personales, en el trabajo. Es una de las claves de la calidad de vida nipona y, ciertamente, al igual que los japoneses, todos deberían poner la mejor voluntad en lo que hacen, sin esperar nada a cambio.
9- Tomarse las cosas con calma
Por el ritmo de vida actual que se lleva en Occidente, puede parecer normal apresurar las cosas y tener prisa, pero eso en realidad puede tener efectos negativos en la calidad de vida, según García y Miralles.
En cambio, recomiendan tomarse su tiempo y ver cómo agrega más significado a su vida.
Está demostrado que dar importancia a las pequeñas cosas mejora la salud del cerebro y transmite un mensaje positivo que transforma las relaciones y encamina hacia grandes objetivos.
10- Vivir con pasión
Decía el filósofo alemán Friedrich Hegel que “nada grande se ha hecho en el mundo sin una gran pasión”.
La pasión es uno de los sentimientos más intensos y estimulantes que se pueden experimentar. Cuando una persona descubre sus pasiones, encuentra una motivación para crecer y superarse y este afán por ser cada día mejor le empujará a destacar en su campo.
Esta pasión se asocia a felicidad y plenitud y, yendo un paso más allá, alcanza a los demás. Porque al igual que el ikigai –y volviendo al punto 1- es el propósito de vida de los japoneses y redunda en una ganancia para la sociedad, ya que cuando se pone pasión en todo lo que se hace, el resto de las personas se benefician de los mejores resultados y, si están cerca, se contagian de la actitud.