Los Laboratorios Sued-Fargesa, de los hermanos Luis y Jaime Sued, nos invitaron a una excelsa noche de muy actualizada neurociencia, junto a un exquisito manjar y armoniosa música con un conjunto de soft Jazz, trío de motivantes acciones, las que están entre las que producen las exaltaciones más trascendentes a mi pensante cerebro.
En el elegante hotel Embassy Suite by Hilton, luego de ser recibidos por ambos amigos con su proverbial gentileza y amabilidad, tuvimos una gala de gran motivación intelectual al escuchar el distinguido psiquiatra argentino, el Dr. Carlos A. Soria, presidente de la Sociedad Argentina de Psicofarmacología, disertarnos sobre la ansiedad. En la oportunidad nos dio la bienvenida, el Sr. Enrique McKinney, gerente.
La extensa obra de vida profesional del convidado fue resumida por el buen amigo psiquiatra de igual estatura profesional, el Dr. Rafael Johnson, quien ha presidido la entidad homóloga en el país.
Al iniciar su muy actualizada charla, el Dr. Soria nos comentó sobre los elementos que nos hacen ser ansiosos y que en ocasiones se desbordan y afectan negativamente nuestra calidad de vida. El disertante nos llevó al inicio de este tercer milenio a las investigaciones sobre el genoma humano, definiéndolo como el probable hecho científico-tecnológico más importante en la historia de la humanidad. Nos introdujo en la genética, señalando que por las numerosas mutaciones de los genes desde los inicios de la vida, cada uno de nosotros es “medio” primo de por los menos medio millón de terráqueos. Luego pasó a señalar cómo se inicia la ansiedad en el ser humano, de manera lógica todo empezó en las cavernas con el hombre prehistórico. En la prehistoria, cuando el hombre se enfrentaba a situaciones que lo ponían en peligro de muerte, le hacían prepararse para responder con una reacción automática e instintiva de fuga o de lucha, como forma de protección. Es decir que nuestras ansiedades se iniciaron en las cavernas hace miles y miles de años. Son respuestas innatas de nuestro organismo para la supervivencia, que si se tornan excesivas entonces perturban nuestras vidas, con sobresaltos, palpitaciones, opresiones, calambres, angustias, fobias, temores, etc.
Con los años y como autoprotección, los humanos hemos desarrollado el llamado “síndrome general de adaptación”, derivado del concepto de -estrés- que acuñó en el 1936 el investigador Hans Selye (casi Silié). Esto tiene como antecedentes históricos los trabajos del psiquiatra escocés Cullen en el 1769, que describió la ansiedad como “una afección febril del sistema nervioso”. Luego Sigmund Freud publica “las primeras aportaciones a las neurosis”; más tarde en el 1909 Pierre Janet divulga “Las neurosis”. De importancia, son los aportes del prominente psiquiatra español Juan José López-Ibor en su obra del 1966. Todo ha ido evolucionando con cambiantes definiciones, hasta el pasado mayo cuando la Asociación Americana de Psiquiatría nos presentó la última versión de la clasificación de las ansiedades en la controversial “biblia” psiquiátrica, el manual “DSM-V”, en el marco de su congreso en San Francisco, California.
La ansiedad es una reacción más evolucionada que el miedo, que sólo la pueden experimentar los humanos, pues implica: pensamientos, comportamientos, reacciones fisiológicas y experiencias emocionales, que las presenta el hombre ante situaciones de conflictos (necesidad de tomar decisiones o desarrollar acciones en las que hay más de una alternativa potencialmente correcta). Las cascadas de hormonas y neurotransmisores envueltos en esta actividad son múltiples, para explicar: la taquicardia, la piel enrojecida, la “sed” de aire, la sudoración, etc., etc. Todo esto amerita por su gran complejidad un “conversatorio” posterior. Por igual las distintas terapias para su manejo, que van desde ser escuchado pacientemente por un buen amigo o por su médico, hasta el formal tratamiento medicamentoso, acompañado del manejo por el método cognitivo-conductual por manos expertas. Durante la conferencia “escuchaba” en mi mente al señor Arístides Reyes (de laboratorios Gador) hablándome del efectivo ansiolítico Alplax de los Sued, el normal con tres presentaciones, el net y el digest (los alprazolanes). Nos comprometemos a seguir el tema de esta muy común enfermedad de la modernidad, las ansiedades. ¡Todos las hemos padecido!, si alguien no las ha sufrido, ése nunca ha tomado un examen, nunca ha tenido ningún éxito y, lo peor, nunca ha amado.