Las distintas versiones de Bosch sobre el golpe que lo derrocó

Las distintas versiones de Bosch sobre el golpe que lo derrocó

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En Crisis de la democracia, publicada al año siguiente del golpe de Estado, Bosch analiza las causas de su caída.

“La democracia es un régimen político que se mantiene sobre la voluntad de todos los sectores sociales y de todos los individuos que tienen alguna responsabilidad que cumplir como ciudadanos. Si falta esa voluntad, la democracia no puede sostenerse.

En la República Dominicana, los sectores más influyentes y los líderes políticos que habían conquistado prestigio luchando contra la tiranía, conspiraron de la forma más vulgar para derrocar el sistema democrático; trabajaron concienzudamente en los cuarteles para llevar a los soldados a dar el golpe del 25 de septiembre de 1963.

Los soldados se dejaron conducir a esa triste hazaña. ¿Pero qué podía pedírsele a ninguno de ellos si los doctores, los abogados y los sacerdotes eran incapaces de frenar sus pasiones”, escribió Bosch en su libro.

Con los años, sin embargo, su opinión sobre las causas del golpe cambió radicalmente. En una serie de charlas, con motivo del séptimo aniversario del golpe, en septiembre de 1970, por el programa radial del PRD Tribuna democrática, Bosch culpó de la trama al embajador norteamericano John Bartlow Martin y a los miembros de la misión militar.

Martin y los asesores castrenses de la embajada, dijo, habían instigado a los militares dominicanos para apoyar las actividades del exgeneral haitiano León Cantave, cabecilla de la expedición que cruzó dos días antes del golpe la frontera haitiana en un intento por derrocar a Francois Duvalier.

Bosch sostuvo entonces que muchos militares que suscribieron la proclama del golpe “no tuvieron nada que ver con el mismo. “Sus firmas aparecen en la proclama porque estaban en el Palacio Nacional la noche del 25 de septiembre (**), no porque tomaron parte en los acontecimientos.

Es más, algunos llegaron al Palacio sin saber qué era lo que estaba sucediendo allí, cosa por ejemplo que le pasó al general Belisario Peguero; otros firmaron la proclama mientras decían que ese golpe era un error que iba a costarle muy caro al país, y tal fue el caso del general Renato Hungría; otros la firmaron porque creyeron que si no lo hacían perderían sus rayas y hasta sus uniformes”.

Para entonces Bosch creía que ni siquiera Wessin era responsable del golpe que lo derrocó. “El general Elías Wessin y Wessin declaró hace algún tiempo, mientras se hallaba en los Estados Unidos, que fue él quien derrocó el gobierno constitucional de 1963 y que si tuviera que hacerlo otra vez lo haría de nuevo; pero el general no fue ni el autor ni el jefe del golpe”.

Bosch dijo que a Wessin lo llevó al Palacio Nacional el general (Miguel Atila) Luna Pérez a las tres de la mañana “cuando ya la suerte de la República había sido resuelta por otros, y lo mismo que hicieron otros, puso su firma en la proclama sin llegar a darse cuenta de lo que iba a significar la noche del 25 de septiembre en la historia dominicana”.

En 1970 Bosch sostenía que el golpe había sido instigado por la Embajada de los Estados Unidos sin el consentimiento del presidente John F. Kennedy que desconocía por completo las actividades ilícitas de su Embajada en Santo Domingo.

Martin y los jefes de la misión militar norteamericana promovieron el golpe, de acuerdo con esa versión de Bosch, al enterarse de que él había instruido al canciller Héctor García Godoy para solicitar una investigación de la Organización de los Estados Americanos (OEA) de los sucesos ocurridos en Dajabón y al otro lado de la frontera con Haití.

La investigación, según el expresidente, podía poner al descubierto los “sucios manejos” de Martin en el país, provocando un escándalo en los Estados Unidos que les costarían sus puestos al embajador y a los asesores militares. De manera que el gobierno dominicano fue derrocado en 1963 para que “unos cuantos norteamericanos salvaran sus posiciones y prestigio”, dijo.

Once años después, en septiembre de 1981, al analizar nuevamente las causas del golpe, Bosch modificó sustancialmente su opinión. Esta vez, según publicara el Listín Diario y cita Víctor Grimaldi en su libro Juan Bosch: el comienzo de la historia (Alfa&Omega,1990), Bosch dijo:

“Hace diez años yo pensaba que el presidente Kennedy no lo conocía, pero después de haber leído varias obras sobre el funcionamiento de los centros de poder político de Estados Unidos llegué a la conclusión de que el plan que se hizo para derrocar a Duvalier con ataques guerrilleros no podía llevarse a cabo sin la aprobación del presidente Kennedy”.

También el general Luna Pérez ofrecería su versión, en un comunicado de prensa, semanas después del golpe militar, para responder acusaciones de Bosch de que él, Luna, instigó la acción por la negativa del Gobierno a complacerlo con la compra de aviones a reacción a Gran Bretaña. Según Luna, la solicitud se le hizo a raíz de la crisis con Haití y su declaración a los mandos militares de que “todo podía esperarse del loco de Duvalier”.

“Con esta atmósfera, las Fuerzas Armadas tenían que pensar en cumplir con su misión de defender el territorio nacional y dar merecida respuesta al que osara poner los pies en nuestro suelo”.

Luna insistió en que “nadie quiso derrocar al Gobierno” y que el golpe nunca hubiera sucedido si el Presidente hubiera “cumplido con sus responsabilidades de mantener los principios democráticos y preservar la paz interior”.

En la segunda edición de El diario secreto de la intervención norteamericana de 1965 (Amigo del Hogar, 1989), Víctor Grimaldi añade un apéndice documental del golpe de Estado.

El autor cita documentos de la época de la CIA y la embajada de los Estados Unidos. En uno de ellos, de fecha 23 de septiembre, los asesores militares mencionan el fracaso del intento golpista de la huelga del viernes 20 anterior.

También, según Grimaldi, rechazan la versión de que Bosch fuese comunista y de infiltración en las Fuerzas Armadas de elementos de extrema izquierda. En el mensaje, los militares estadounidenses dicen que “por el momento no habría golpe”.

Grimaldi cita otro mensaje, este del embajador Martin y recibido en el Departamento de Estado a las 6:17 p.m., del 24 de septiembre, según el cual estará “en marcha un golpe de estado encabezado por Wessin y Wessin”.

Otro informe del embajador señala que a las 2:30 de la madrugada del día 25, el coronel Fritz Long había recibido de Wessin la promesa de “no derrocar a Bosch esta noche”. Estos documentos, según dicho autor, demuestran que la embajada tenía conocimiento previo del golpe contra Bosch.

(*)El autor, Miguel Guerrero, es periodista y escritor. Miembro de Número de la Academia Dominicana de la Historia.

(**) Bosch solía confundir las horas que precedieron y siguieron al golpe. Los hechos demuestran que los sucesos ocurrieron entre las 10 de la noche del 24 y las primeras horas de la madrugada del 25, cuando se le comunicó a Bosch que ya no era el Presidente.

“Con esta atmósfera, las Fuerzas Armadas tenían que pensar en cumplir con su misión de defender el territorio nacional y dar merecida respuesta al que osara poner los pies en nuestro suelo”.

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