Las dos muertes del poeta ucraniano Tarás Shevchenko

Las dos muertes del poeta ucraniano Tarás Shevchenko

En 1861, hace 161 años, luego de sufrir exilio y encarcelamiento, Tarás Shevchenko murió en la ciudad en San Petersburgo, Rusia. Hoy, desde la guerra de Ucrania (dicen las agencias de prensa internacionales), «sus versos se han convertido en símbolo de la resistencia frente al invasor ruso; se recitan, se cantan en las trincheras y en las calles por soldados y por la gente de Ucrania para agitar los ánimos del pueblo en su lucha contra el ejército de Vladimir Putin», quien supuestamente ha ordenado el ametrallamiento de un busto del poeta atravesándole tres espigas de plomo.

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Siervo de la gleba

Los antepasados del poeta eran cosacos ucranianos (entrenados en ejércitos mercenarios o piratas) participantes en los levantamientos —brutalmente reprimidos— de esa región en los siglos XVII y XVIII. La mayoría de la población local fue esclavizada y reducida a la pobreza. Nacido en una familia de siervos de la gleba, antes de la adolescencia, Tarás Shevchenko quedó huérfano de padre y madre. Tuvo que trabajar como pastor de ovejas de la comunidad, en las cercanías de su aldea, pero tenía un sueño: quería ser pintor.

Muchos años después, se cuenta que algunos pintores rusos y el poeta Vasili Zhukovski consiguieron su libertad tras pagar 2500 rublos. El 22 de abril de 1838, Shevchenko, a los 24 años de edad, se convirtió en un hombre libre y se dedicó a pintar de forma autodidacta. Posteriormente formalizó sus estudios de pintura. Ya al final de su vida habría de pasar balance con este poema:

LA SUERTE

Conmigo no eras maliciosa
amiga, hermana cariñosa
del huérfano has sido tú.
Y de la mano me llevabas
adonde el ebrio sacristán
las clases en la escuela daba.
«Estudia, niño, alguna vez
tendrás tu dicha», me dijiste.
Te obedecí y estudié Y aprendí.
Mas tú mentiste. ¿Qué dicha es ésta?
¡Para qué! Pues sin malicia ninguna
modestos fuimos sin tener
ni gramo de mentira alguna.
Oh, suerte fiel, andemos pues
mi sin astucia pobre amiga,
hacia la gloria ven conmigo,
mi testamento gloria es.
(9 de febrero de 1858, Nizhni Nóvgorod)

Esta guerra impulsada y liderada por los remanentes de la guerra fría, entre los ejes de la órbita rusa, en alianza con China y el viejo satélite de Corea del Norte, por un lado, y Estados Unidos con los europeos de la OTAN, por el otro, han desenterrado las brasas de las cenizas de guerra en Europa. Han arrastrado al mundo, tomando partido, mientras millones de seres humanos sufren las consecuencias de una economía de guerra. Ellos han despertado de sus tumbas a los artistas para utilizarlos como símbolos en bandos, según sus conveniencias.

Tarás Shevchenko, víctima de la persecución del imperio zarista ruso, junto a miembros de la «Hermandad de los Santos Cirilo y Metodio», una sociedad secreta política que abogaba por amplias reformas en el seno del Imperio ruso, fueron detenidos el 5 de abril de 1847. Tras la prohibición de la sociedad fue remitido a San Petersburgo; enviado al exilio cerca de Oremburgo, en los montes Urales, «bajo estricta vigilancia, con prohibición de escribir y pintar».

SUEÑO

A Markó Vovchok
Segando el trigo ella iba
en el campo del señor.
Sintió llorar a su niño
y a una hacina se acercó.
Lo libró de los pañales,
le dio el pecho, le besó.
Después al lado del niño
a descansar se acostó.
Veíalo esbelto, en sueños,
y rico también lo vio;
casado con mujer libre,
y él libre como un señor.
En unas tierras muy fértiles
siegan sus trigos los dos,
y los hijos pequeñitos

(13 de julio de 1858 San Petersburgo)

Poeta del pueblo ucraniano

Shevchenko es uno de los fundadores de la literatura moderna ucraniana. Se reconocen sus aportes al desarrollo del idioma ucraniano, antes especie de dialecto del ruso que no se utilizaba en la literatura. Igual, se le considera un visionario de la Ucrania independiente, por lo que vivió gran parte de su vida artística y literaria como un preso, desterrado o exiliado en su lucha por mejorar las condiciones de vida de su pueblo y la temprana independencia de Ucrania.

En la época en que residía en San Petersburgo, hizo tres viajes a Ucrania, en 1843, 1845 y 1846. Comprobó las difíciles condiciones de los ucranianos, lo que produjo un profundo impacto en el artista pintor y en el poeta, de tal manera que su obra quedó marcada social y políticamente.

Algunos de sus poemas más significativos son: «Kateryna”, “Los rebeldes”, “Hamaliia”, “Sueño”, “La criada”; “Tres años”; “Cáucaso”; “Barranco frío”; “Juan Hus”, “La gran mazmorra”; “Testamento”, Los reyes”, y “Los neófitos”.

Pinturas y versos recogen aquellos dramas de pobreza y condiciones inhumanas del pueblo. Durante la Revolución Bolchevique de 1917, como ahora, a Shevchenko, el Partido Comunista lo convirtió en símbolo de la resistencia frente al imperio zarista y hoy el pueblo ucraniano recita y canta sus poemas contra el ejército de Vladimir Putin, quien reaccionó ordenando agredir a su estatua disparándole ráfagas en la cabeza que han quedado como flores de plomo.

El poeta, marcado por el dolor, las armas, avizoraba la muerte, que le ladraba a su sombra como un perro rabioso. Consciente de que sus obras reflejan los intereses y anhelos del pueblo, como patrimonio de la literatura nacional, él devendría en poeta del pueblo y candidato a la muerte. Por si acaso, escribió el testamento temprano.

Cuando muera, enterradme
en una tumba alta,
en medio de la estepa
de mi adorada Ucrania.
¡Así yo podré ver los campos anchurosos,
el Dniéper, sus represas agitadas,
y podré oír también
cómo braman sus aguas!
Y cuando el río arrastre atravesando Ucrania
hasta la mar azul
tanta sangre adversaria,
entonces dejaré los campos y los montes
y volaré hacia Dios
a alzarle mi plegaria,
pero hasta que ello llegue
de Dios no sabré nada (…)

Su poesía comprometida políticamente hasta la médula ha revivido por tercera vez y hoy el pueblo ucraniano ha erigido a Tarás Shevchenko en poeta nacional del pueblo, en una guerra azuzada por las grandes potencias, que expone al mundo frente a una tercera confrontación global, nada poética.