“Puesto que no hay lecturas inocentes, empecemos por confesar de que lecturas somos culpables” Louis Althuser
Como demostramos en un ensayo anterior, es lógico que se argumente el derecho a la expresión para publicar ensayos sobre la taxonomía de ciertos términos hoy ofensivos al género femenino, como ejercicio de la “democracia”, una democracia que siempre excluyó a las mujeres como ciudadanas, como entes pensantes y racionales, como protagonistas, antes invisibles, de una sociedad donde toda la cotidianidad y reproducción de la especie dependía y depende de ellas.
(II)
El preámbulo de este segundo ensayo es necesario para entender la relación entre el lenguaje, como reflejo de la praxis de una sociedad, y el enjuiciamiento de ensayos que perpetuán usos lingüísticos denigrantes a la mujer, bajo la premisa de supuestos análisis taxonómicos.
1.-Según José Carlos Mariátegui, teórico marxista famoso por sus Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana, la Sociología puede ser considerada como una ciencia social, teórica y científica que busca comprender el conjunto de las prácticas sociales, pretendiendo aportar categorías analíticas.
2.-Afirma Mariátegui que el marxismo no es un campo unitario de pensamiento, a pesar del “ismo”. Es un conjunto de orientaciones analíticas y de prácticas políticas, no siempre concordantes entre si y nunca homogéneo. “El mismo Marx advirtió, en su correspondencia personal, del error que cometieron los que tomaron sus escritos buscando en ellos una “Filosofía de la Historia”. Su teoría no pretende fundar ningún Marxismo, si por ello se entiende un sistema teórico similar al Hegelianismo o el Kantismo”.
3.-El aporte del Marxismo, de su legado histórico, es “la elaboración de un nuevo espacio de convergencia entre el análisis sobre los procesos de desarrollo de la humanidad y las capacidades prácticas de los seres humanos para transformar la realidad histórica que se les presenta”.
En este sentido, y apelo a Althuser, “El materialismo histórico es una ciencia que tiene como principal objetivo epistemológico el del reordenar las teorías en que la historia de las sociedades se ve condicionada por las formas de organización de la sociedad”.
Según esta premisa y la economía política de Marx: “El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. NO es la conciencia (ojo) del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social lo que determina su conciencia (Marx y Engels, 1980-182).
5.-Las estructuras basadas en la división de clases producen ideología y su origen como fenómeno sociológico se remonta a la división social del trabajo para cada estadio de la sociedad de clases.
Según Marx: La división del trabajo solo se convierte en verdadera a partir del momento en que se separa el trabajo físico del intelectual. Desde ese instante puede la conciencia imaginarse que es algo más y distinto que la conciencia de la práctica existente en la sociedad.
6.-Dice Marx: “Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes; esas mismas relaciones materiales no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes; las mismas relaciones concebidas como ideas; por tanto, las relaciones que hacen de una determinada clase la clase hegemónica son también las que confieren a sus ideas la forma de lo general, a presentar sus ideas como las únicas racionales y dotadas de vigencia absoluta”. (Marx y Engels. 1985-52).
7.-Los conjuntos ideales no son solamente productos de la conciencia espontánea respecto de las apariencias de la realidad, sino que también se ofrecen como sistemas de ideas reproducidas institucionalmente.
Esto quiere decir que la estructura social requiere de instituciones (la escuela, las universidades, las iglesias, las instituciones en general, los medios de comunicación) que contribuyan a estas formas de conciencia, dando forma al panorama hegemónico cultural en una sociedad, y retroalimentando su superestructura ideológica.
8.-El llamado materialismo histórico es, como se puede deducir, una filosofía de la praxis, es decir: el estudio y análisis de lo que se hace como demostración de lo que se piensa, creando no un nuevo sistema contemplativo de las ideas, sino intentando modificar la conciencia que las masas (en mi caso, las masas femeninas) evidencian; la ideología resultante del lugar que le asigna la sociedad.
9.-Para la creación, o fomento, de una nueva conciencia, la tarea crítica no es sustituir los errores de la conciencia burguesa elevada a categoría de condición social, concepto o verdad, sino interrogar los fundamentos de su concepción del mundo, sus condiciones materiales, y a través de su contextualización develar la lógica de la organización social predominante.
10.-No es tarea fácil, porque para reproducirse y mantenerse en el poder el sistema imperante crea millones de mecanismos, bancos de ideas, o “think tanks”, cuyo objetivo es hurgar en el pensamiento divergente y anticipar sus propuestas de cambio. Esto en el mejor de los casos, cuando las propuestas de cambio se manejan como desafíos intelectuales.
Ya sabemos que cuando las respuestas, o propuestas alternativas convencen a los pueblos no se duda en recurrir a la fuerza, al exterminio en masa, a la represión más descarnada. La historia está llena de ejemplos, desde la Inquisición y su exterminio de 16 millones de mujeres, las “brujas” o mujeres sabias del Medioevo; hasta la violencia doméstica que hoy, en República Dominicana nos convierte en uno de los tres países con mayor tasa de feminicidios en el continente.
11.-Empero, hay una forma peor de combate a las nuevas ideas, a los sujetos emergentes, es la que se viste de falsa erudición para desglosar términos históricamente ofensivos para el sexo femenino como “cueros o prostitutas”, tras los cuales se esconde un perverso goce, el de la intimidación, vía “la Academia”, de las mujeres en un espacio que recién comienzan a conquistar: el literario.
12.-Como demostramos en un ensayo anterior, es lógico que se argumente el derecho a la expresión para publicar ensayos sobre la taxonomía de ciertos términos hoy ofensivos al género femenino, como ejercicio de la “democracia”, una democracia que siempre excluyó a las mujeres como ciudadanas, como entes pensantes y racionales, como protagonistas, antes invisibles, de una sociedad donde toda la cotidianidad y reproducción de la especie dependía y depende de ellas.
Una tarea, la de la sobrevivencia, que para muchas mujeres sin acceso a la educación o al trabajo, las obligó a prostituirse.
Hoy se puede argumentar que la prostitución, que no desaparecerá mientras exista la demanda de sus servicios (y no he leído ninguna taxonomía sobre los proxenetas, o traficantes de mujeres), se ha transformado de una forma de sobrevivencia a un “trabajo”, de ahí el surgimiento de las mal llamadas “chapeadoras”, del tráfico de mujeres de Venezuela, Rusia, Europa del Este, que nos ha invadido.
13.-Sólo entendiendo que las ideas, (o superestructura ideológica), son reflejo de la realidad económico-social del mundo que habitamos, podemos llenarnos de esperanza, porque el avance de la mujer es innegable en todas las esferas, y basta y sobra con que nos entendamos como amas de nuestro destino (como afirmaba Mandela), para comenzar a cuestionar las bases de la doble moral que norma nuestra sociedad, y su reproducción y reflejo en la lengua con que nos socializan.
14.-Nuestra sociedad, tal y como la conocemos, se empeña en reproducir (en ese legado de los muertos que son los diccionarios), “verdades” que nos niegan, nos minimizan, nos insultan, que generalmente hemos padecido y que muchas bocinas, abogados y abogadas de lo establecido, viven propagando, sin ninguna razón aparente, excepto la provocación.
A veces brillantes, otras veces torpes, insolentes, ofensivos, soberbios, o auto-complacientes, todos y todas son, felizmente, provocadores del pensamiento crítico.