Al Dr. Federico Carlos Álvarez.
Parte 1
El petróleo es, sin lugar a duda, de todos los recursos naturales, el factor de mayor impacto en la economía mundial. Hecho que se manifiesta tanto a nivel doméstico, con el consumo de combustibles, como a nivel macro, con las balanzas de los países productores y consumidores. Es por eso que su precio se refleja, prácticamente, en todos los actores políticos y económicos del mundo, y es fundamental que estos conozcan a profundidad los extraordinarios cambios estructurales, a corto y mediano plazos, que han ocurrido en el mercado de petróleo durante los últimos tres años.
Para entender la dinámica del mercado de petróleo es preciso conocer la interacción entre los agentes en el ejercicio de oferta y demanda. Las naciones productoras de petróleo siempre han mantenido una influencia significativa en la economía mundial. En el 1960, estos países se agruparon, creando la Organización de Productores de Petróleo (OPEP). Desde entonces, los incrementos en el precio obedecen a conflictos en el Medio Oriente o a maniobras en la producción.
Debido a la profundidad de los cambios tecnológicos en los últimos años, Estados Unidos aumentó, de manera extraordinaria, su producción y reservas de petróleo y gas, posicionándose como uno de los principales productores del crudo. ¿Cuál fue el factor fundamental que produjo esta realidad?: la emergencia de la producción de petróleo shale (de esquisto bituminoso), que opera con una perforación cada vez más profunda y que, distinto a lo que ocurría anteriormente, se realiza de un espacio a otro, lo que permite perforar varios pozos al mismo tiempo, empleando la tecnología de inyección de arena, agua y algunos químicos.
La técnica anterior es conocida como Fracking (fracturación hidráulica). ¿En qué consiste?: los depósitos están formados por rocas paleolíticas que se rompen con la arena y el agua y permiten que el petróleo y gas atrapados suban a la superficie. Aunque el fracking no es una tecnología nueva, se desconocía hasta mediados de la década del 90, existiendo una vasta reserva de petróleo y gas, atrapados a miles de pies de la superficie, y se logró acceder a ellos con una tecnología que permitió captar el petróleo shale, creando una verdadera revolución energética.
Según la Administración de Información Energética, EIA por sus siglas en inglés, el petróleo shale representaba el 2% de la producción norteamericana de petróleo durante el 2000. Ya en el 2016, cerca del 50%. En el año 2000 existían solo 23,000 pozos de Shale produciendo 102,000 barriles por día. Actualmente, hay 300,000 pozos, produciendo 4.3 millones de barriles diarios de una producción total de 9.4 millones. Este incremento abrupto provocó que el precio del petróleo cayera 70% desde mediados del 2014 hasta mediados del 2016, lo que produjo el cierre, temporal, de más de la mitad de los pozos shale.
La caída estrepitosa de los precios del crudo no produjo reacción inmediata en los países productores, algunos continuaron produciendo a pesar de los niveles de precios del momento que les ocasionaban cuantiosas pérdidas. Esta situación se prolongó por varios meses hasta que en noviembre del 2016, los países miembros de la OPEP decidieron reducir su producción de 33.7 a 32.5 millones de barriles diarios. Los países no miembros, por su parte, se comprometieron a disminuir su producción en 600,000 barriles diarios, con el propósito de que el precio subiera hasta un mínimo de 65 dólares el barril. Los efectos no tardaron en mostrarse, logrando una mejoría apreciable del precio de alrededor de 20 dólares para colocarse a 51 dólares el barril, todavía 14 dólares por debajo del precio mínimo objetivo y cerca del 40% del precio en el 2014. Ahora bien, con estos nuevos precios, muchos de los pozos de fracking cerrados a inicios del 2016, cuando el barril costaba 28 dólares lo que resultaba incosteable, reiniciaron sus operaciones.
En la próxima entrega expondremos cómo se ven afectados los demás países con este comportamiento en los precios del denominado “oro negro”, así como otras informaciones en torno al gas.
Investigadora asociada
Ledys Feliz.