Si no aprueban las causales en el Código, tampoco lo harán en una ley
Dirigentes importantes del PRM, entre ellos el presidente Luis Abinader, expresaron posiciones a favor de las tres causales del aborto cuando estaban en la oposición.
En el poder, la situación cambió. Sorpresivamente, el mismo 17 de agosto de 2020, el presidente de la Cámara de Diputados, Alfredo Pacheco, anunció que sacarían las causales del Código Penal para tratarlas en una ley especial.
Esto es engaño por una sencilla razón: si no aprueban las causales en el Código, tampoco lo harán en una ley. No es asunto de forma, es de fondo.
Ese giro del PRM ha renovado los bríos de la lucha a favor de las tres causales, etiquetada ahora en #lascausalesvan.
La lucha no es nueva en la República Dominicana, lleva unos 20 años. El tema desata controversias en muchos países, pero solo prevalece en la palestra pública donde es herramienta política para articular votantes como en los Estados Unidos, o donde reina la incompetencia para gobernar como en la República Dominicana.
Repasemos aquí algunos puntos.
Primero, en ningún país del mundo existe el aborto libre; en todos hay leyes y regulaciones al respecto.
Segundo, poquísimos países prohíben totalmente el aborto (la República Dominicana es uno de los pocos). La mayoría lo permite legalmente en determinadas circunstancias.
Tercero, donde se permite el aborto, las regulaciones difieren y pueden clasificarse en tres tipos:
1) restringido a pocas circunstancias,
2) ampliado a diversas circunstancias, y
3) sin aludir circunstancias durante las primeras 12 o 14 semanas del embarazo, y posteriormente, solo en determinadas circunstancias como el peligro de muerte para la embarazada.
Cuarto, algunos opinantes identifican como problema la existencia de dos sectores radicales enfrentados: las feministas por un lado y las iglesias por otro, y proclaman que se necesita un enfoque más objetivo.
Quinto, lamento decirles que no hay punto medio, son posiciones irreconciliables. Del lado religioso se argumenta que la concepción es obra de Dios y ningún ser humano tiene derecho a interrumpir el embarazo. Del lado secular se argumenta que en determinadas circunstancias la mujer debe tener el derecho a decidir.
Sexto, en la República Dominicana la lucha por el derecho a decidir se concentra en solo tres circunstancias: 1) cuando peligra la vida de la madre, 2) cuando hay malformación incompatible con la vida, y 3) en casos de violación sexual o incesto. Es una lista mínima.
Séptimo, ¿cómo se soluciona el conflicto? Separando los espacios Estado-iglesias. Las iglesias predican a su feligresía que nunca se hagan un aborto, sin interferir en las leyes que atañen a toda la sociedad.
Octavo, si las iglesias insisten en imponer su visión a toda la sociedad, y los legisladores se alían con ellas, estamos ante un Estado teocrático-absolutista. Por el contrario, si los legisladores gobiernan para garantizar derechos a toda la ciudadanía, mostrarán compromiso con la democracia.
Piense usted lector o lectora si quiere vivir en un Estado teocrático-absolutista o en un Estado democrático que garantice derechos en un marco legal.
Piense usted lector o lectora si desea que exista el derecho a decidir ante las tres causales para proteger la vida de las embarazadas.
Piense usted lector o lectora qué haría si enfrenta en su familia una de esas tres circunstancias de riesgo que se discuten actualmente en la República Dominicana.
Piense usted mujer qué haría si enfrenta una de esas situaciones.
Aprobar las tres causales no significa obligar a nadie a hacerse un aborto. Prohibirlo en todas las circunstancias implica obligar a todas las embarazadas a correr riesgos de salud y vida.
En la oposición, el PRM favorecía las tres causales; ahora en el poder la posición es otra