Lenguaje-historia y poética de la guerra: Ucrania y Rusia

Lenguaje-historia y poética de la guerra: Ucrania y Rusia

Los duros combates rusos contra ciudades de Ucrania han encontrado una resistencia feroz del ejército ucraniano.

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§ 1. La guerra entre Rusia y Ucrania es lo más parecido a una guerra experimental y cada país del planeta alineado con uno de los dos campos observa pacientemente el desenlace de la contienda a ver, desde las gradas, cómo va a quedar configurado el mapa mundial de la conquista capitalista de mercados por parte de los dos bloques en pugna: el bloque de la Unión Europea (UE) con su escudo de la OTAN, teledirigido desde Washington; y el segundo bloque, el oriental dirigido por China y Rusia luego de la firma del acuerdo que selló la unidad de esos dos países contra el capitalismo occidental.

§ 2. Obsérvese que no se trata de ninguna guerra fría. Eso ya pasó. El mundo entero está interconectado por el neoliberalismo al esquema de economía de libre mercado que los ideólogos y los políticos de Occidente decidieron ejecutar luego de la caída del muro del Berlín y la disolución de la Unión Soviética. Todas las economías del mundo, sin importar que se digan socialistas, comunistas, socialdemócratas, subdesarrolladas, terceras vías, no alineadas, neutrales, capitalistas ortodoxas, incluso con inclinaciones al fascismo tipo italiano o tipo hitleriano, están atadas a ese esquema económico neoliberal y si intentan rebelarse, como son los casos de Víctor Orban en Hungría o los Mateo Salvini y Giuseppe Conti en Italia, de inmediato se les llama al orden, ya sea a través de Josep Borrell, ministro de Exteriores de la UE o través de la comisaria de hierro Úrsula van del Leyen.

§ 3. Ya los países del primer bloque con la OTAN como escudo no se preocupan si la ultraderecha toma el poder en uno de los países que forman la UE, porque en fin todos son capitalistas de derechas y persiguen el mismo fin, sino de una eventual toma de posesión por los neonazis de Alemania o los ultraderechistas de Marine Le Pen en Francia que colocarían en peligro la existencia del actual sistema de dominación mundial al optar una alianza económica con China-Rusia en la cual el modelo es, al parecer, la expansión internacional del comercio y la conquista de mercados cueste lo que cuestebajo la consigna de ganar-ganar donde ambas partes se benefician y la de ganar-perder, que es la divisa del primer bloque de la UE, protectores del viejo modelo neocolonial del liberalismo del siglo XIX en que una parte, la más fuerte, imperial, colonial, ganaba e imponía las reglas del juego de la política, las ideologías y el comercio internacional. A los chinos y los rusos no les importan mucho las ideologías de los países con los cuales van a comerciar. Pero a los Estados Unidos, que gobiernan a los países del primer bloque como gendarme internacional, sí les importa no solo ganar esos mercados y que los otros se hundan, sino también que pretenden imponerles los valores de la democracia representativa y los derechos humanos, mientras que los países de Oriente, con una cultura radicalmente diferente, se resisten ferozmente a semejante imposición.

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§ 4. Por esta razón, ya en la lógica de estos dos bloques de países capitalistas empeñados en apoderarse de los mercados del mundo, la cultura de las humanidades y de las artes ha pasado a un tercer plano u olvido casi completo. Y a los miembros de esas potencias solo les interesan los objetos de valor artístico como piezas de mercado. Las grandes corporaciones se disputan, a veces por interpósitas personas, las subastas de las mejores obras de arte pictórico, libros incunables o manuscritos originales de escritores famososinscritos enSotheby, Christie’s y otras galerías internacionales famosas que, una vez adquiridas por sumas que oscilan entre 50 o más de 100 millones de dólares, tales adquisiciones pasan a formar parte delos activos de esas corporaciones internacionales a lo cual se le agrega el prestigio del nombre del autor de la obra como objeto-fetiche único de fama mundial. La calidad puede estar presente o ausente. La obra será importante porque pasó a formar parte de los activos de la gran corporación internacional que estará, de ahora en adelante, dispuesta a venderla a un precio doble o triple en el mercado internacional del arte. Si la gran corporación no desea vender la pieza, esta se convierte en una marca de calidad y gusto “estético” de sus dueños.

§ 5. Hace apenas uno días vimos en nuestro país una operación de ese tipo, pero reducida a una escala nimia para el mercado interno dominicano con la exposición de los cuadros surrealistas de Iván Tovar en un espectáculo social, no cultural, donde por primera vez una fracción burguesa intenta dirigir la comercialización de la pintura fuera del circuito del mercado donde la tenía encerrada la fracción oligárquica. Hay que esperar, porque no se sabe cuál será el destino de esta inversión en la pintura como objeto de arte en el mercado internacional. ¿Debemos preguntarnos si solo Tovar y no el conjunto de los grandes artistas de la pintura y la escultura dominicanos y sus mejores obras de calidad serán susceptibles de entrar en el mercado internacional del arte? Financieramente, un sujeto particular dominicano no estaría en condiciones de entrar a ese circuito mercantil del arte donde los precios son tal altos que solo las grandes corporaciones poseen capacidad de adquirir esas obras para consumo de los ejecutivos y de sus clientes multimillonarios. Me refiero a grandes empresas como las japonesas, sudcoreanas, estadounidenses ligadas a la fabricación de autos, armas y venta de carburantes que disponen de capitales para adquirir obras pictóricas de ese tipo o montar óperas en los mejores teatros del mundo. Ni siquiera los sultanes de los emiratos árabes o los tigres asiáticos se atreven a terciar en estas subastas internacionales, mientras que los chinos multimillonarios y los oligarcas rusos que rodean a Putin podrían pagar en tales subastas.

§ 6. De modo que en el mundo dividido en esos dos bloques capitalistas de Occidente y Oriente está la perspectiva del desenlace de esta guerra inducida primero por la UE y la OTAN como experimento para estudiar hasta dónde era capaz de llegar Rusia, o su aliada China, en una coyuntura de guerra convencional por el apoderamiento de los mercados internacionales que fueron, durante la guerra fría, coto cerrado de la economía norteamericana, pero que al abrirse dicha economía al libre mercado a raíz de la caída de la Unión Soviética y la vuelta al estatus de las guerras mundiales donde todos los países eran capitalistas y se mataban entre sí, ahora que se vive una nueva entente de paz acordada por la ONU, medio respetado por las grandes potencias que ponen a los países bajo su influencia a pelear para venderles sus arsenales de armas. Hoy la pequeña entente entre Rusia y Ucrania ha colocado un compás de espera donde cada cual sabe que, si un país de los dos campos enemigos agrede a un miembro, puede desatarse una contienda convencional o nuclear, según quieran morir o sobrevivir los que opriman primero el botón. Y a no dudarlo, Putin, Xi Jinping y Biden saben que tan pronto den la orden de lanzar una bomba atómica contra el adversario, son todos hombres muertos.

§ 7. En semejante circunstancias, o habrá guerra convencional pactada por los adversarios en pugna y que se quede con los mercados el que trague más hojaldres o lanzan una guerra nuclear donde morirá la especie humana completa y nos convertiremos, como Tierra, en un planeta deshabitado más de los que conforman el sistema solar en donde surgimos a la vida, no se sabe por qué ni para qué. En este contexto no tendrá aplicación la frase tenebrosa de Pedro Henríquez Ureña: «Cuando en una sociedad todo ha naufragado, solo la cultura salva a los pueblos.»

Conclusiones

§ 8. Y ahora, espectadores de este experimento, los países de los dos bloques mundiales sufren sin poder modificar los efectos de una inflación internacional de los dígitos anterior al conflicto ruso-ucraniano, pero que, luego de esta guerra-experimento, se agregan otros elementos inflacionarios que no estaban en el menú anterior, como son los altos precios de los carburantes, el gas natural y los cereales, gastos extrapresupuestarios de los que han acogido a miles de migrantes ucranianos, el deterioro de la distribución mundial de contenedores de mercancías y la amenaza de una crisis alimentaria por falta de producción de cereales por parte de los dos países envueltos en la contienda. La República Dominicana ya comienza a sufrir los efectos de semejante guerra.

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