El descomunal desfalco atribuido al exprocurador Jean Alain Rodríguez y a los profesionales amorales con quienes formó cuadrilla debe provocar que el pueblo dominicano se comprometa a jamás permitir que tales desafueros se repitan.
Rodríguez no es único responsable del robo que se le acusa, también lo son los funcionarios, los sectores de poder y la oligarquía influyente y depredadora que también se enriquecieron con el mismo patrón utilizado por el exprocurador y sus cómplices. Es inadmisible que no hubiese una entidad de las del Estado ni un solo funcionario que levantara la voz para impedir que esas cuadrillas, creadas en el Gobierno del expresidente Danilo Medina y en los anteriores, violaran todos los preceptos constitucionales e institucionales para convertirse en multimillonarios a costillas del pueblo.
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Esta experiencia debe enseñar a los dominicanos que en democracia los gobiernos deben estar conformados no solo por dirigentes del partido que gana las elecciones, sino por ciudadanos de diversas concepciones políticas, para garantizar el bien común.
El compromiso del político y de quienes dirigen un Estado es con la patria y los ciudadanos que ponen en sus manos la administración del país confiando en que son personas responsables y honorables capaces de gobernar dignamente. Los dominicanos y dominicanas tienen el deber de evitar, con la propia vida si fuere necesario, que los malos ciudadanos abusen de todos en conjunto, utilizando las leyes como un simple pedazo de papel para sus maquinaciones.