¿Les digo Algo?

¿Les digo Algo?

Nexcy D´León

Han pasado 25 años desde aquel 10 de mayo del 1998 cuando el corazón del doctor José Francisco Peña Gómez se detuvo sumergiéndolo en un reposo eterno bajo el influjo de la muerte piadosa, liberado de sufrimiento físico y humano.

Recordamos sus días de lucha con el dolor, su indoblegable voluntad, la cálida expresión de sus ojos ante la periodista amiga que lo visitaba, no para entrevistarlo, sino para escuchar de sus propios labios como se encontraba: “amiga mía, resisto, no es fácil, es la vida”. Lo miramos deseando aminorara su sufrimiento.

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José Francisco era sencillo, afable con toda gente, vigoroso. Nadie superaba sus bríos caminando los vericuetos barriales de la parte alta de la Capital o de los campos más recónditos de las regiones del país. Era como un ventarrón que llegaba a los más humildes dejándoles frescor esperanzado, a los mismos pobres que durante casi una semana lo despidieron desfilando compungidos ante su féretro desde todos los rincones de la nación.

Sus sentimientos redentores por los pobres lo hicieron un auténtico líder nacional, de América Latina y el mundo. Su voz vibrante y convincente, sus ideas y afanes para que el pueblo viviera en paz, democracia y abundancia movía a millares que, como la revolucionaria Aniana Vargas, cuando lo escuchó llamar a defender la constitucionalidad, dejó de cocinar, se quitó el delantal y salió a defender la soberanía nacional.

¡Que la luz ilumine eternamente a José Francisco Peña Gómez!