La horripilante reacción de algunos legisladores y dirigentes del PRM tratando de descalificar a Miguel Ceara Hatton por cancelar 600 chupasangres estatales que cobraban en el Ministerio de Medio Ambiente es un descaro que los ha empequeñecido al nivel de un pantaloncillo sin elástico frente a la sociedad dominicana que desde hace más de medio siglo lucha por sacar las garrapatas de las instituciones públicas.
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Se debe agradecer a Ceara que su comportamiento ético en el desempeño de sus funciones provocara que a esos legisladores y dirigentes se les cayeran las máscaras que usaban para hacer creer al pueblo que eran guardianes y garantes del buen uso de los bienes públicos y de la vida democrática. La corrupción administrativa, el abuso de poder para provecho personal y político, el robo al erario, el tráfico de influencia, el uso inapropiado de la autoridad inherente a la función pública son factores ante los cuales la comunidad de RD ha desarrollado un rechazo total que afecta la imagen pública de sus defensores y promotores y podría pasarles factura en futuras aspiraciones electorales.
Aplausos para Miguel Ceara que, sin quererlo, les hizo perder el pudor que aparentaban y mostrar su verdadero rostro. El destape permitirá a los votantes de las próximas elecciones mandar a freír tuzas a todos quienes crean, como ellos, que el Estado es un botín para repartirlo entre los que detentan la dirección del país. Hay mucho que corregir en Medio Ambiente y muchas críticas válidas y necesarias que hacer al ministro, pero saludamos el esfuerzo por adecentar la función pública.