¿Les digo algo?

¿Les digo algo?

Nexcy D´León

La reciente prohibición de la minería en el entorno de las cuevas del Pomier, anunciada en el discurso de rendición de cuentas del presidente Luis Abinader el 27 de febrero, constituye una decisión necesaria y urgente. Resulta incomprensible que, durante tantos años, se permitiera la devastación de un patrimonio con un incalculable valor antropológico, biológico, hidrológico, cultural, paisajístico y social, especialmente cuando leyes y decretos vigentes ya prohibían estas actividades extractivas.

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El país entero aplaude la adopción de esta medida, pues salvaguarda un recurso natural e histórico que pertenece a la nación. No cabe duda de que la protección de sitios tan relevantes para nuestro pasado, presente y futuro debe ser una prioridad innegociable. Los empresarios dedicados a la extracción y procesamiento de minerales deben comprender que el afán de lucro no puede prevalecer sobre la conservación del patrimonio natural y humano. La minería debe realizarse únicamente en áreas aptas para ello, siguiendo estrictamente las normativas ambientales, fiscales y sociales, y asumiendo plena responsabilidad por los daños causados.

La preservación de las cuevas del Pomier es un deber ineludible del Estado, que tiene la obligación de velar por los intereses de la ciudadanía y salvaguardar el legado que dejamos a las futuras generaciones. Por ello, la firme acción del Gobierno y la creciente conciencia colectiva respecto de la importancia de este valioso patrimonio representan un paso trascendental para el desarrollo sostenible de nuestro país. Es hora de asumir el compromiso total con la defensa de nuestros tesoros naturales.

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