El periódico y los programas de radio de la Agrupación Política 14 de Junio durante el período 1961–1963 reflejaron la visión política e ideológica que tuvo la organización verde y negra. Ciertamente, estos medios no fueron neutrales por lo que sus funciones y objetivos estuvieron acorde con la línea partidaria. Desde el periódico se aprecia un extraordinario esfuerzo por aportar elementos de análisis para la comprensión de la realidad social y política de la sociedad dominicana. Dichos conceptos fueron luego recogidos en los programas radiales y traducidos con mensajes sencillos a los fines de movilizar a un público mucho más amplio, pues se recuerda que para la época existía una elevada tasa de analfabetismo en el territorio nacional.
A partir de lo que puede leerse en los números conservados de El 1J4, en un primer momento el empeño estuvo puesto en evidenciar los atroces crímenes de Estado cometidos durante la dictadura de Trujillo. En ese orden, se puede afirmar que el 1J4 fue la primera organización en levantar los derechos humanos como bandera política en el país. Entre sus publicaciones más legendarias se encuentran: ¿Dónde están los presos políticos? y Conozca los caliés, cuyas crónicas y denuncias revelan con nitidez la lucha frontal que se desató en el país contra los remanentes del trujillato. En ese contexto, el catorce se posicionó como la vanguardia revolucionaria de aquel combate por las libertades públicas y la democracia.
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A través de los contenidos que despliegan sus páginas se puede entender porque el periódico alcanzó un nivel de lectoría superior a los 40,000 ejemplares por tirada. Fidelio Despradel destaca en sus memorias que “El 1J4” era “leído ávidamente por una creciente población, admiradora de Manolo y de su combativa organización. La gente prácticamente “le quitaba de las manos” ‘El 1J4’ a los centenares de jóvenes que, con su paquete disimulado bajo el brazo, recorrían calles y campos de las principales ciudades del país, y en las zonas rurales, donde la semilla de la lucha militante contra la tiranía se había sembrado y germinado”.
A principios de 1962, tras asentarse políticamente, el Consejo de Estado presidido por Rafael F. Bonnelly, miembro de la Unión Cívica Nacional, la línea editorial se orientó a cuestionar el capitalismo, el imperialismo, la corrupción y la explotación de los trabajadores. Al respecto, Fidelio Despradel nos agrega que el éxito de sus publicaciones radicaba en “la viveza y actualidad de sus artículos y titulares, la contundencia de sus denuncias y la firmeza de sus promotores”. Vale tener presente que la línea editorial también buscaba reforzar la construcción de una identidad revolucionaria en la que los militantes debían visualizarse como la continuidad histórica de los héroes de junio de 1959.
A lo largo de su vida, el militante catorcista Raúl Pérez Peña (Bacho), nos hizo énfasis sobre sus inicios en el periodismo, indicándonos que sus primeros escritos fueron en Fragua y El 1j4, abordando en sus artículos la realidad social dominicana, la memoria histórica y la actualidad política. Estos ejes, caracterizados por un enfoque analítico y formativo, se observan en el periódico fundado por Manolo Tavárez en cuyas secciones regularmente se incluían: editoriales ideológicos, ilustraciones y caricaturas, análisis económicos y políticos, testimonios de sobrevivientes e historias de mártires caídos y columnas de formación política. A nivel de radio, era común escuchar llamados a la acción dirigidos a obreros, campesinos y estudiantes a los fines de movilizar estos sectores sociales hacia la lucha. Allí se hacían lecturas de noticias para comentar informaciones sobre represión, huelgas, geopolítica internacional, etc. El espacio también fue aprovechado por sus principales dirigentes para desarrollar discursos revolucionarios.
En ese orden, los órganos de prensa y radio se convirtieron en un arma estratégica para construir narrativas y desafiar la hegemonía informativa de los sectores conservadores. Se recuerda que, tras la caída de Trujillo, tanto el Consejo de Estado (1962) como el gobierno de Juan Bosch (1963), enfrentaron constantes presiones de las fuerzas militares y sectores conservadores que utilizaron los medios tradicionales para deslegitimar a los catorcistas, calificándolos de «comunistas» y «fidelizantes» en alusión al líder de la revolución cubana.
En sus memorias, Fidelio Despradel señala que para finales de 1962 eran notorias las “presiones contra los dueños de las emisoras desde donde transmitíamos los diversos programas radiales que mantenía la organización en distintas localidades del país, todo ello basado en una orquestada campaña, acusándonos de comunistas y terroristas, impulsada principalmente por sacerdotes españoles desde el púlpito de las iglesias y por un tropel de periodistas y agentes pagados por la oligarquía y los norteamericanos”.
Esta propaganda anticomunista era promovida, según explica Despradel, porque los sectores reaccionarios estaban “convencidos de que el 14 de Junio constituía un gran peligro para los planes de la oligarquía y el gobierno norteamericano, estos decidieron intensificar al máximo la presión y persecución contra la poderosa organización, secundados por la dirección del Episcopado dominicano”. Agrega además que “los escasos medios radiales y televisivos con asiento en la capital se negaron sistemáticamente a cederle espacios a Manolo y a la organización, para esta poder denunciar los atropellos de que venía siendo víctima, alertar la militancia y fijar posición ante los mismos”.
Así pues, la Secretaría de Prensa y Propaganda tuvo que enfrentar la represión, la censura y la manipulación, utilizando sus propios medios para definir las posturas del movimiento frente a las diferentes coyunturas políticas que tuvieron que sortear y trazar, de cara a la población, sus líneas discursivas y de acción.
En la próxima entrega abordaremos la labor de la Secretaría de Asuntos Femeninos.